Recojo la caña y los anzuelos, vuelvo a casa, a mi soledad.
Lo que me excita es cuando la luz de sus ojos deja de resplandecer, cuando sincronizo sus últimos espasmos con mi culminación. Apreciar su latido en mis manos, su humedad viscosa colándose por mis uñas, me hace poderoso.
Recojo la caña y los anzuelos, vuelvo a casa, a mi soledad.
Recojo la caña y los anzuelos, vuelvo a casa, a mi soledad.