Me gusta verla escoger al azar uno de mis CDs para ponerlo mientras se ducha, espiarla un momento mientras baila en su cuarto sosteniendo el MP3 como si fuera un micrófono, sacar las carátulas con cuidado de su funda de plástico e intentar leer las letras en inglés… y disfrutar, como yo, de la música.
Creía que me costaría más convencerla pero tras un par de leves negativas por su parte, acabó pidiéndomelo ella, “Mamá quiero aprender a tocar la guitarra, pero si puede ser prefiero que la profesora sea chica”, aunque esto último no ha podido ser.
Sólo lleva dos clases pero nunca se ha esforzado tanto en nada como con esto. Da igual que haga frío o que llueva, que el jueves también tenga inglés y que al salir de la academia tenga que volver a casa y coger la guitarra con el tiempo justo para llegar a su clase, que cuando llegamos a casa pasadas las ocho tenga que ponerse a hacer los deberes para el día siguiente…
“Me pasa deprisa, me gusta.., pero a veces me equivoco y creo que Joel se cansa de enseñarme…” (esa inseguridad tan conocida por mi)… La observo mientras me cuenta, con la guitarra a su espalda, y la melena despeinada enredándose en ella.
Ahora en mi salón hay una guitarra apoyada en la pared, como en ese otro salón donde tanto me gusta estar. Y el domingo se juntaron las dos. Comida al sol y música de postre. A veces dos guitarras, otras guitarra y teclado, aunque al final parecíais una pareja cómico-musical (me encanta verte hacerla reír), y fue realmente divertido veros componer la canción del verano.
El día que consigamos que la guitarra deje de tener moratones… será otro triunfo.
Y no podía faltar en un post tan musical su canción favorita. Es para ti, Mónica.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure