En lo particular, pienso que si quieres a tu pareja, pues quieres a sus hijos, y no te importa que vengan en “combo”. Claro, no todos los casos son iguales.
En algunos casos, el o la “ex” no existe, y creo que es el mejor de los casos (las “ex”, o los “ex” friegan mucho la vida). En otros casos existe, pero no es parte significativa en la vida de sus hijos. Y en otros casos, pues es una piedra en el zapato.
En algunos casos los hijos son unas almas de Dios, en otros, son insufribles y repelentes.
En algunos casos, tu pareja los ve todos los días, en otras semanalmente, quincenalmente, mensualmente y hasta anualmente (de acuerdo a lo decidido con respecto a la custodia y visitas).
En cualquiera de esos casos, en la mayoría de ellos tu pareja no está buscando un padre o una madre para sus hijos, porque ya lo(la) tienen.
El rol que puedes asumir es el de amigo(a), compinche, compañero(a) de juegos, confidente, y tantos roles que a veces los padres dejamos de cumplir.
Ahora bien, si los hijos viven con tu pareja, el tratamiento es completamente distinto, porque a pesar de que no son tus hijos, vas a convivir diariamente con ellos, y quieras o no, vas a tener que involucrarte de alguna manera con ellos, y ellos se involucrarán contigo.
Indudablemente llegará el día en que veas algo que no te gusta, algo mal hecho, una conducta no deseada, y deberías poder al menos darles un llamado de atención, regaño o consejo, para corregir las acciones.
Hay padres que son muy celosos en cuanto a quién puede regañar a sus hijos, y pienso que quien vive con ellos debe poder hacerlo.
Libelisse Rivera, en el Blog de “Buenos Padres” nos ofrece estos consejos, que quizás les puedan servir:
No es fácil para la persona, ya que los hijos pueden ver a la pareja de su padre o madre, como alguien con quien competir para tener el amor y atención de su padre o madre.
En mi caso, soy divorciado y tengo dos (2) hijos. A mi pareja le ha costado un poco el convivir con mis hijos, quienes vienen a mi casa cada quince días. Y quizás sea en este caso, que le digo que es fácil ganarse a mi hija (la más pequeña), ya que su madre biológica no le presta la atención que ella requiere. Con un poquito de atención que le preste mi pareja, se la mete en el bolsillo. Pero no es fácil para ella…
Al principio yo la presioné, lo confieso, para que interactuara con mi hija. Para ver si se llevaban bien. Cuando la dejé de presionar, empezaron a interactuar y interrelacionarse, hasta el momento con excelentes resultados.
Y a ti, qué te ha ocurrido? En que casos has quedado?
Luis Castellanos
Reflexiones Diarias