La filosofía de la creación de una historia; la historia de cada situación: Situaciones reales e imaginarias, tanto, que las llevas al límite de vivir ambas.
Estoy dentro de un cuarto amplio. Creo que de veinticinco metros cuadrados, bastante amplio para una persona pequeña; una persona pequeña del alma. Hay una puerta frente a mí y dos ventanas, una a la izquierda y otra a mi derecha.
Siento que me desvanezco poco a poco, cada segundo es lento... la silla donde estoy sentada se derrite, fluyo hacia el suelo. El cuarto se vuelve oscuro. Pero sigo observando el reflejo de la luz a través de las ventanas.
Cada movimiento que intento hacer sigue siendo lento y vuelvo a la realidad, cierro los ojos y veo nuevamente colores y personas que he conocido durante mi vida, en este momento me pregunto, ¿estoy soñando?, ¿esto es real? Carajo, no puedo percibir donde estoy y sé que he visto a esas personas, pero, ¿dónde estoy?
Ahora estoy conduciendo y en medio del ruido y tráfico común de todas las mañanas vuelvo a sentir conexión entre mi conciencia y lo que estoy viviendo. Comienzo a pensar como me siento y es que me encuentro en una realidad subyacente y que actúo de acuerdo a un guión, pero al mismo tiempo trato de salir de él; y es ahí donde me vuelvo a encontrar cara a cara con el tiempo. Veo como se detiene y se vuelve tangible, para mi propio ser, lo puedo sentir pero no se siente de una manera extraña, es como si lo conociera de hace muchos años, como si cuando era pequeña me lo hubiera encontrado y nos hicimos buenos amigos. Se vuelve como si fuera una masa acuosa que me absorbe y que me causa miedo pero al mismo tiempo me salva, me salva de mi pequeña alma.