Tras dos semanas apartada casi totalmente del ciberespacio por fin vuelvo a estar aquí. El motivo ha sido la muerte temporal de mi pequeño portátil por culpa de un malvado troyano.
Solo me faltó llorar cuando fui a encenderlo y vi que no reaccionaba, no solo por el amor que le profeso, a pesar de ser un objeto inerte (yo es que tengo mucho corazón), que también, sino por todos los trabajos de la Universidad que tenía que entregar en unos días y estaban en su poder. Porque no, no guardo copias de seguridad, soy así de inconsciente. Pero bueno, el técnico me los consiguió salvar, a los trabajos y al pequeñín, que por cierto, me lo ha devuelto más limpio de lo que lo he visto en mi vida, los pelos de mi perro que se me almacenaban entre sus teclas han desaparecido por completo. La verdad es que ha sido interesante esto de vivir atrasada en cuanto a tecnología se refiere. Estudiar solo entre bolígrafos y papeles, descubrir que aun existe el teletexto… Aunque ya casi nos parezca imposible, se puede sobrevivir sin acceso a internet.