Cuando los castings escasean y no recibes ninguna llamada puede ser a menudo frustrante, y es normal que te preguntes qué pasa. Llegas a la típica conclusión: “mi representante pasa de mí”. Puede ser, pero, ¿qué pasa si no estás en lo cierto?
Te explicamos los dos grandes motivos por los que te puedes estar encontrando en esta situación:
1. Tienes un mal representante
Es lo primero que se te viene a la cabeza: o bien tienes uno de esos que se autodenominan representantes pero son nuevos en esto, no saben cómo moverse ni a que puertas llamar, o crees que trabajas con uno que tiene buena reputación, pero que se centra en su cartera de actores con más experiencia que tú.
Para evitar problemas, malentendidos y quebraderos de cabeza, no contrates los servicios del primero que consigas. Igual que él no elige a cualquier actor, tampoco deberías ser representado tú por cualquier persona. Asegúrate de informarte bien de quién es, otros actores a los que representa y cuánto trabajo les llega, y de hacerle todas las preguntas convenientes antes de firmar. En el contrato debéis estar de acuerdo en todo las dos partes. La gente mata por tener un representante, pues parece que les da más caché, y de verdad no valoran si éste puede ser útil para su trayectoria artística o todo lo contrario.
Por el contrario, si ya tienes un contrato con él y crees que tu carrera no va a ningún lado, es posiblemente tiempo de cambiar, pero siempre de buena manera y dejando una buena impresión. Comunica tu decisión con educación; el mercado es demasiado pequeño para dejar un mal sabor de boca.
Aun así, si ya estas pensando en buscarte a otro, lee antes el siguiente punto porque, ¡puede que estés cometiendo un error!
2. Eres tú el que está de manos cruzadas
A algunos les puede resultar raro oírlo, pero normalmente el problema no tiene que ver con el representante… sino contigo mismo. El error que estás cometiendo es creer que tu representante es el que tiene que hacer el 100% del trabajo.
Muchos actores esperan encontrar un representante para poder quedarse sentados hasta que reciban las llamadas oportunas. A los que piensen de este modo, sentimos decepcionarles, pero no es así como funciona. Aunque él sea de mucha ayuda, tú nunca debes parar de promocionarte por tu cuenta y de seguir trabajando o actualizando tu material artístico.
Entonces puede que te preguntes: “si soy yo quien debe hacer la mayor parte del trabajo, ¿para qué sirve tener representante?”. Lo cierto es que tenerlo no es imprescindible y puedes vivir sin ellos con una carrera igualmente exitosa. Sin embargo, es bastante conveniente, porque te ayudan con todo el papeleo, contratos, etc. Así tú no te tienes que preocupar. Digamos que es como estar solo ante el peligro o tener un apoyo en temas que pueden resultarte engorrosos. Aparte, claro está, de contar con más oportunidades de trabajo.
Ahora que tomas las riendas, también está en tus manos preguntarle porqué está todo tan parado. Muchas veces puede que la razón de “no conseguir nada” no sea él: puede que no des el perfil con lo que se está buscando en ese momento, puede que te diga que necesitas actualizar tu currículum o tus fotos, que tus castings son flojos y por eso no consigues más trabajo, o incluso en el extremo, que algún director de casting ha tenido una experiencia mala contigo y no te quiere ni ver. Puede que no tengas suficiente experiencia, o que en ésta época del año se encuentre todo en periodo de calma. Nunca lo sabrás hasta que no preguntes.
El hecho de buscar representación indica que tu intención es tomar la interpretación como carrera profesional y no como un hobby. Por eso, asegúrate de estar preparado para hacer un trabajo efectivo en la industria y en tu carrera, y haz todo lo posible por moverte.
Es hora de valorar
Eres tú quien tiene el control sobre todo tu material de marketing, el que hace los castings y el que trata con el equipo en cada proyecto. Eres tú de quien depende tu propia reputación en la industria, y eres tú el que decide QUIÉN TE REPRESENTA.
Mucha gente necesita una excusa para culpabilizar a algo o alguien cuando el verdadero problema lo tienen ellos, que no cogen las riendas o se acomodan. Al igual que en cualquier profesión, quejarse no sirve de nada. Hay que buscar soluciones.
Ahora que sabes los principales motivos que llevan a expresar la famosa frase “¡mi representante no me consigue nada!”, analiza la situación con honestidad y valora qué es lo que está fallando. Puede ser una señal de muchas cosas: que necesitas aprovechar este tiempo para perfeccionar ciertas técnicas que te frenan para poder continuar, o de ampliar tu círculo de contactos en la industria para conseguir otras oportunidades por tu cuenta, o de que rescindas el contrato con tu representante.
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