Mi segundo episodio maníaco.-

Llevaba trabajando en el centro comercial ya dos años, cuando un día me encontraba en mi servicio y desde hacía algún tiempo que había dejado de tomarme la medicación. El caso era que no me encontraba muy bien ya que estaba bastante excitado y nervioso todos los clientes me parecían sospechosos de haber cometido alguna infracción y para mí, mis compañeros en aquel momento eran unos perfectos desconocidos.
El caso es que no soportaba la presión y llegué a solicitar por walkie que me sustituyeran ya que no me encontraba bien. Vino un compañero y me preguntó que me ocurría, lo le ofrecí demasiadas explicaciones y me bajé a “control” a tomarme una tila y al wc a lavarme la cara. Pedí permiso a jefe de seguridad para marcharme a casa pues no me encontraba bien y lo cierto era que nada más verme en mi estado y completamente pálido se percató de que no estaba en condiciones de reincorporarme al servicio.

El caso es que al rato cuando ya tenía el permiso para irme a casa me percaté de que eran las 14 horas y que tan solo me quedaba una hora para terminar mi jornada por lo que cambié de idea y hablé de nuevo con el Jefe de seguridad y le dije que ya me encontraba mucho mejor y que podía continuar la jornada hasta finalizarla. Lo encontró extraño y me preguntó si estaba seguro, le dije que si que tan solo me quedaba una hora para terminar mi jornada y que podía cumplirla. Así lo hice, sin incidencias.

Vigilante de Seguridad

Cuando llegué a casa le conté lo ocurrido a mi padre, aunque no le dio demasiada importancia y pensó que era algo que había ingerido y me había sentado mal.
Al día siguiente fui a trabajar normalmente, tenía turno de tarde y por la noche tenía cena de empresa en la que conmemorábamos la proclamación de un Jefe Superior de Seguridad de todos los centros comerciales. A la cena estábamos invitados en un restaurante de la ciudad todos los trabajadores de seguridad de la empresa que estaban disponibles en ese momento. Eramos aproximadamente unas cuarenta personas, incluyéndome a mi.
Al finalizar la cena nos dieron a firmar en un libro de honor en que le dedicábamos algunas palabras de agradecimiento y felicitación, para tal acto utilizamos mi bolígrafo. Un artículo que ya de por sí me estimaba bastante.
Todo transcurrió según lo previsto y estuvimos celebrando y bebiendo hasta altas horas de la madrugada. Al final no sé ni como regresé a casa.

Al día siguiente yo tenía fiesta, por lo que no tenía que ir a trabajar; lo malo fue que me desperté maniático perdido, ya que tenía en mente mil y una cosas. En cuanto me levanté lo primero que hice fue ponerme un cd de música a todo volumen mientras me vestía e iba cavilando mis pasos a seguir. Cogería la mochila de la moto metería en ella una carta que había redactado para el Jefe supremo de seguridad de los centros comerciales. El mismo que ayer le habíamos hecho el homenaje y le había envuelto en regalo el bolígrafo de plata que tanto me estimaba.
Posteriormente me dirigí a la comisaría de policía más cercana para solicitar que me revisaran la mochila para comprobar que no disponía de ningún artefacto sospechoso. En mi manía llegaba a pensar que podían estar siguiéndome. Revisaron la mochila tal y como les pedí aunque mi tono era más bien autoritario quizás otro agente me hubiera pedido explicaciones.

Me marché de la comisaría en la moto e hice un rodeo para ir al centro comercial.

Servicio de Vigilante

Ya no tenía vuelta atrás en mi estado estaba cometiendo una locura y me estaba jugando el puesto.

Me abrieron la puerta y me dijeron que enseguida me recibiría, al rato salió a recibirme e invitarme a su despacho, le dije que tan solo tenía un detalle para el, y le hice entrega del regalo con la carta. Una carta escrita en un momento de delirio. Y me despedí muy amablemente del mismo. Más tarde aproveché para pasarme por Control y saludar a los compañeros. No sé por qué pero en aquel momento aquello me pareció una despedida y supuse que ya no los volvería a ver más.

Por la noche, cuando llegué a casa ni siquiera cené, no solo eso sino que tampoco le prepararé cena a mi padre por lo que empezamos a discutir acaloradamente, él nunca me había visto en ese estado y decidió llamar a mi hermano Héctor para comunicárselo, le explico lo alterado que me encontraba y lo raro que estaba desde hace varios días.

Maníaco

Por el camino les llame al móvil para saber si era cierto que se dirigían hacia aquí y se puso Rebeca, a lo que en medio de mi manía, me mostré obsceno con ella, por lo que se sintió ofendida y se lo pasó a Héctor que me recriminó mi actitud y me colgó porque estaba conduciendo.
Al cabo de 45 minutos se encontraban en mi domicilio llamando al telefonillo para que les abriera, a lo que me negué, prohibiéndoles la entrada a mi domicilio. El caso es que entraron a través de otro vecino y cuando llegaron a mi rellano empezamos a discutir severamente mi hermano y yo hasta que tuvimos un enfrentamiento que lo cogí por el cuello y legué a arrancarle el crucifijo que Rebeca le había regalado.
Me dijo que no aguantaba más que corriera con las consecuencias.

El caso es que se marcharon y mi padre me recriminó mi actuación; pero yo estaba desposeído y completamente fuera de sí. Es caso es que esa noche tenía servicio y cuando me disponía a prepararme para irme a trabajar, llamaron al timbre desde abajo diciendo que eran del SAMU y que venían con la policía local que hiera el favor de abrirles. Así lo hice y cuando subieron tuvieron unas palabras conmigo y cuando me dijeron que les había llamado mi hermano me puse de nuevo alterado a lo que me tuvieron que sedar con una inyección. Me bajaron en una camilla a la ambulancia y de nuevo y por segunda vez fui ingresado en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de la Capital.

Hospital Psquiatrico