Hacía ya largos meses que no tenia noticias de ella, no sabía donde ni como podría encontrarse, pero si sabia donde había sido vista por última vez.
Sentía temor e inquietud, no podía de dejar de pensar en ello. ¿Que encontraría allí? Solo podía intuir que no seria algo agradable, sino seguramente peligroso muy peligroso.
Llevaba días dándole vueltas en la cabeza a la idea de no acudir a aquel lugar, pero no pudo resistir el deseo de hacerlo que ese momento era superior al miedo que podía sentir.
Tres largos años hacia que empezó a conocer aquel mundo tan diferente y lejano de el, fue entonces cuando comenzó a comprender el significado de aquella palabra que ahora le causaba escalofrío con solo pensar en ella, con verla escrita.
Pero ella sabía que no todo había sido malo en esta dura experiencia, que esos largos meses no había acontecido en vano, en ellos conoció algo realmente maravilloso, un sentimiento tan poco apreciado hoy día “La amistad”
Podía haberlo dejado, olvidarse y seguir con su vida de siempre pero el hecho de saber que ella podía no existir ya, le roía las entrañas
Eran extrañas las circunstancias que día a día envolvían la existencia de su pequeña amiga. El lo sabía. Solo pequeñas confesiones que entre delirios de dolor se escapaban de entre sus pequeños labios le habían permitido llegar a conclusiones que no eran nada alentadoras.
¿Por qué? pensaba en alto, por que no habría sido una chica normal.Todo hubiese sido más fácil, pero ni tan siquiera ahora lo era.
El guardaba celosamente un secreto que nadie debía arrancarle, esa llave con la que tantas veces había soñado.
Ella encerraba toda la vida de su amiga y solamente el podría abrirla si lo creía necesario.
Estaba tan confuso ¿Qué secretos albergaría?, no lo sabia, solo podía esperar a que el tren llegase a su destino, a que algo o alguien le condujera hasta allí, solo cabía, pues eso, esperar.
A medida que la noche transcurría, los vagones se deslizaban a través de montes y colinas.Los arbustos, los grandes olivos bebiendo el agua de aquellos ríos que alegraban el solitario valle con el ruido de los caudalosos cauces.
La noche había quedado atrás, ahora sentíase mejor contemplando el amanecer, por un momento le pareció volver a ver aquellas verdes, enormes montañas, aquella vieja estación de la que tantas veces ella le había hablado pero el ruido de la puerta que tras él se abría le hizo ver la realidad del momento.
Una voz ronca le abstrajo de sus pensamientos. Sobresaltado volvió la mirada y sintió un profundo alivio al comprobar que tan solo era el revisor.
Salió al pasillo, quiso respirar el aire de la mañana a través de la ventanilla, y sintió algo extraño en sus entrañas y entonces recordó que no había comido nada desde el día anterior.
Sentado en el coche bar después de haber saboreado un delicioso desayuno, fumaba un cigarrillo que nerviosamente apagaba o encendía.
Ya se acercaba al final del viaje.
Sentía cada vez mas terror ante esta situación tan desoladora que estaba viviendo y de la que no sabia como salir ¿Cómo encontraría la solución al enigma?
De repente algo le vino a la mente, recordó aquella pesadilla que había tenido horas atrás, casi al mismo tiempo sintió como un sudor frío invadía su cuerpo.
¿Sera posible? no, no puede ser, pensó para él.
La palidez de su rostro dejaba ver claramente la crisis que estaba pasando. No hacía más que darle vueltas a la misma parte de ese estúpido sueño:
“Una locomotora, una llave, una puerta, ¡ábreme!”.
Allí estaba la clave del enigma que estaba viviendo. Ahora lo veía claramente.
Todo el viaje lo había tenido a su alcance, delante de el y no supo verlo.Se levanto y con paso ligero se dirigió a su habitación. Cerró por dentro el compartimiento y entonces se subió a la litera.Se quedo mirando fijamente aquella pequeña puerta que había en el lateral y la abrió.Allí estaban eran cuatro precioso libros, la cubierta dorada y el color plata, como una flecha, recorría la portada, resaltaba, aquel nombre tan conocido para él: “Carmen”Cogió el primer libro, sus dedos temblorosos dudaban en abrirlo, pero al final casi sin darse cuenta se encontró leyendo: ………………………
“¿Qué habría sido de él? Nunca le descubrieron, ¿Por qué?Aquella persona que había formado parte tan intima de mi vida, de mi propia sangre, que conocía no mi ser, sino cada rincón de mi cuerpo, cada lunar, cada recoveco.Mi hermano había conseguido despertar en mi toda clase de sensaciones, sentimientos encontrados de amor y odio tan profundos, que marcaron mi vida para siempre.Cuando se casó, por fin, me sentí realmente libre por primera vez.La distancia entre nuestros cuerpos fue tan real que dejó de ser una serie amenaza para mí.Hacia muchos años que no me tocaba, pero aún me producía nauseas el hecho de descubrir cerca de mí su olor, su aliento, su mirada enferma en busca de más.No sabía como, pero aquella noche reuní todo aquello que nunca había tenido. Aún no se cómo fui capaz.
Me tiemblan las manos al recordarlo.
En ese momento me di cuenta de que había sido una perfecta idiota, ¿como no me percate antes? Era un cobarde, Fue incapaz de contener la micción y no precisamente de placer cuando coloque con mano firme, sin temblar el pulso, aquel afilado cuchillo, que papa usaba para trinchar el pavo de navidad, sobre su miembro erecto, preparado una vez más para ultrajar mi cuerpo.Su sonrisa, sus pupilas dilatadas, su aliento entrecortado, cerca del climax, después de, cómo tantas veces, disfrutar de mi cuerpo como un animal, se volvieron palidez extrema paralizado por el miedo…Cuando mi cuñada me dijo que iban a ser padres, mi mente empezó a visionar a una velocidad de vértigo, todo aquello que viví durante cuatro años, rompiendo en pedazos la inocencia de mi infancia, la diversión de mí adolescencia y el maravilloso descubrimiento del amor, del encuentro con otro cuerpo, con otro ser. Todo fue truncado sin que nadie sospechara nunca
Vivía aquel recuerdo con tanta intensidad que le parecía haber vuelto al pasado, otra vez.
. Hasta que ella se hizo realmente fuerte.
................ Continuará