Hace tiempo que no hablo conmigo misma, que no me paro a pensar en mi vida. Ha sido tan fugaz que no he sido consciente de los detalles, como cuando vas a ver un espectáculo y hay tantas cosas que observar que al final no te fijas realmente bien en nada. Por primera vez respiro profundamente y me concentro en mí. El tiempo ha dejado en mi memoria los recuerdos más bonitos y guardado los más duros y difíciles para no olvidar su importancia. Todo es necesario para poder seguir avanzando, los momentos buenos y malos, los aciertos y errores, los amores y rupturas. De todo se aprende y te hace ser quien eres hoy en día. Todo me ha ido guiando por un camino en el que, sin darme cuenta, es por donde realmente siempre he querido ir. No tengo ninguna meta, tengo pequeños retos que a veces se cumplen y otras no, pero eso me hace ir a por otros nuevos. Lo bonito de pararse por unos instantes a charlar con uno mismo, es que te vuelves a conocer otra vez. Sé que si alguien me pregunta sobre mi vida, puede que no sepa darle la respuesta exacta pero sí sé que sonreiría y no hay nada mejor que ser feliz por la vida que he ido llevando. Para mi Yo del futuro quiero decirte que nunca te rindas, aprovecha cada oportunidad que se te presente, olvida el miedo y atrévete. Baila, disfruta de la melodía que sólo tú puedes escuchar, vive sin ritmo ni coordinación, crea tu propio estilo de vida. Lo más importante, nunca olvides a tu Yo del pasado, del presente y de tu día a día, los cuales hacen una suma de lo que eres. Sé tú misma y quiérete. Detente, observa el espectáculo y fíjate bien en los detalles, en tus detalles.