En el año 2000 se terminó de secuenciar el genoma humano. Algunos años después los ordenadores operaban con facilidad sobre los 3.200 Mb de bases del ADN. En el año 2078 una computación muy desarrollada era capaz de digitalizar cada molécula del cuerpo de una persona y mediante impresoras 3D biomoleculares reconstruirlo hasta en sus mínimos detalles: incluso con sus pensamientos y recuerdos. Pronto cada cual encargó su provisión de clones.
Como en un estúpido juego virtual, los humanos hacían ahora las guerras con vidas infinitas.
Jesús Marcial Grande Gutiérrez