Revista Literatura

Microrrelatos séptima temporada: La espera

Publicado el 30 mayo 2025 por David Rubio Sánchez

Microrrelatos séptima temporada: La espera
El otro día, en la sala de espera del dentista leí en una revista que, según el instituto de estadística extraterrestre e interplanetaria, la probabilidad de llegar a la nada es tan nula como posible. Es decir, que estamos a un paso de ella tan infinito e insignificante como el punto de vista con el que lo tomemos. O dicho de otro modo, el rango de distancia de esa nada es la misma nada. Lo cierto es que esa espera se me hizo insufrible.

"La esencia de todos los hombres se caracteriza por la presencia de la nada", Sartre

Y no, aquí no estamos hablando de apagones, a no ser que sean conceptuales, sino de esos momentos donde el tiempo se ralentiza tanto que parece que va hacia atrás. La verdad es que algo paradójico. Y es ahí donde nuestra manera de razonar choca. Porque la espera tiene eso, que desespera.Algo parecido a eso de no querer pensar en el oso blanco. Qué mala leche tenía Tolstoi, pero estaba en lo cierto, porque solo es pensar en querer dejar de pensar en el puñetero oso y este va a seguir ahí hasta que te cruces con otra paranoia. ¿Qué tal la paradoja del burro? Esta es parecida, pero me gusta más. Es esa de un burro que tiene a un lado un bol con agua y en el otro uno con comida. Sin embargo, está tan sediento y famélico a la vez que el pobre tarda tanto en decidir qué tomar primero que acaba muriendo de sed y hambre al mismo tiempo. Aunque creo que primero sería de sed, o eso dependería de cuánto tiempo llevara sin comer, pero siendo de ese modo, tendría más hambre que sed e iría antes a por la comida, o no… En realidad no tengo claro que esos rangos puedan medirse dentro de una magnitud escalar, ya que, en el fondo, son iguales que la misma nada. O que la espera, según el punto de vista por donde se mire.
Y es porque el concepto de la nada/espera está ligado con el pensamiento. Y este juega malas pasadas. Siempre irrumpe cuando menos falta hace, eso por descontado, pero en el momento que necesitamos que nos eche una mano se esfuma. Sobre todo si no hay ningún disparador al alcance. O eso se suele decir. ¡Ay los disparadores! O más bien, ¡ay la nada que aguarda a la espera de la irrupción de un disparador! Lo que me lleva a otras preguntas, ¿qué es en realidad un disparador? ¿Somos capaces de encontrarlo conscientemente? ¿Alguna vez alguien ha visto al elefante que tiene al lado?
¿Ahora elefantes? Me parece que me estoy obcecado con el reino animal. Pero es que, en esta vida moderna donde el tiempo es algo que escasea y la espera se convierte en un animal hostil, encontrar algo dispar que saque a nuestras neuronas de paseo y nos diga, «Hey, colegui, de aquí nace algo bueno», es cada vez más difícil. 
Además, ¿qué no es dispar en nuestro día a día? Si ya nuestra rutina es un cúmulo de situaciones sin sentido donde las ideas, o bombillas de nuestra cabeza, sufren fluctuaciones de potencia continua que amenazan con desconectarse y dejarnos en la inopia.
Bueno, apagones masivos a parte, reconozco que esta entrada se me ha ocurrido cuando estaba haciendo cola en el banco, un poco antes de que me dijeran que hoy no podían atenderme no sé por qué normas de la empresa, luego la he reestructurado en la carnicería, mientras aguardaba a que doña Pepita comprobara si la charcutera le había puesto todos y cada uno de los ingredientes del puchero, y la he consolidado ya pillando la A7 donde los sistemas eléctricos de las casetas de peaje habían caído por causas que no se entienden y un solitario, malhumorado y roñoso individuo hacía lo que podía para ir cobrando a los tropecientos coches que pasan a diario. La cosa parecía prometer. La entrada, digo, el día iba como de costumbre. Sin embargo, una vez he llegado a casa y la he repensado lo he tenido que desechar todo. Y es que, ¿qué puede tener de emocionante un reto de banqueros psicópatas con habilidades en despieces cárnicos abogando por el caos mundial que se cierne en las salidas de las autopistas?
Nada.
Y volvemos al principio, a esa nada/espera.
Y de nuevo, a lo que toca: a esperar.
Así que, desde el Tintero de oro, y para cerrar el ciclo de microrretos de esta temporada, ¿qué mejor que proponer un relato donde impere esa nada?, ¿y qué mejor que, para resaltar esa nada, no lo hacemos en ese lugar donde esta sobresale por todos los lados?, o lo que es lo mismo, ¿qué mejor que escribir sobre la espera?
Porque sí, amigos, el que espera desespera, y la espera es ese odioso momento que nunca entró en nuestros planes, donde no tenemos nada que hacer y nos maldecimos por ese tiempo perdido que se desvanece en la misma nada y que no vamos a recuperar nunca. Es largarte a casa porque la cola del médico es más dolorosa que ese brazo revirado. Es pasar de ir a clase porque el autobús está abarrotado y hay que esperar al siguiente. Es esa montaña rusa que no queremos montar ya no por el miedo de que sus quebradizos engranajes fallen dentro de la estadística anual, sino por el tedio de una par de horas echadas en la basura de su cola. Es ese submundo que nace, crece, se reproduce y nunca muere. La espera. Donde el tiempo se dilata hasta dejar de correr para reunirse con la nada absoluta en un sinfín de despropósitos que se quedan al acecho de su propio desamparo. La puñetera espera. ¿Qué tal si damos le damos al traste al instituto de estadística extraterrestre e interplanetaria y reconvertimos esa nada en un lugar lleno de situaciones divertidas, dramáticas, constructivas, locas, macabras o inimaginables?
¿Qué tal un microrrelato sobre la espera como protagonista o disparador de una historia?
Microrrelatos séptima temporada: La espera

MICRORRELATO SOBRE LA ESPERA

Escribe un microrrelato de 250 palabras donde la espera sea la protagonista o el detonante de una historia.

¿CÓMO PARTICIPAR?

  • Publica el microrrelato en tu blog
  • Deja un enlace de tu micro en los comentarios de esta entrada
  • Tienes de plazo hasta el 28 de mayo de 2025
IMPORTANTE: Queda prohibido utilizar herramientas de Inteligencia Artificial en la escritura del microrrelato. Por un lado porque estas aún no entienden el concepto de la espera a no ser que sea para justificar un fallo en su sistema, y por otro porque, en caso de ser detectado su uso, el microrrelato será eliminado.¡Saludos, Tinteros!

RELATOS:

1. La espera, por N. de la Flor Ruíz, en su blog Con Z de zombi (y otros desvaríos).
2. Espabilado, por Francisco Moroz, en su blog Abrazo de libro.
3. Aquella sala de espera, por Merche, en su blog Literatura, crearividad y fantasía.
4. La hora suspendida, por Tarkion, en su blog IAdicto Digital.
5. Silvia, por Julián García Gallego, en su blog Sin palabras mudas.
6. El Marciano, por José Casagrande, en su blog Hip€r Ärtificial.
7. Ensalmo, por Ana Piera (Tigrilla), en su blog Pildoras para soñar.
8. Sala de espera, por Josep Mª. Panadés, en su blog Retales de una vida.
9. Tiempo de espera, por Lady_p, en su blog El sueño de Morfeo.
10. La espera, "valiente cobarde", por Marifelita, en su blog Marifelita.
11. Diez minutos, por Marta Navarro, en su blog Cuentos vagabundos.
12. Una espera disparatada, por Marcos, en su blog Marcos Planet.
13. Hasta que llegó su hora, por Fernando Figueroa, en su blog Micromocosmocómico.
14. La larga espera, por Ainhoa,  en su blog Todo lo que tiene nombre, existe.
15. Cita de espera, por Raquel Peña, en su blog Perlas narrativas.
16. La ilusión de esperar, por I. Harolina Payano T., en su blog Acércate, comparte y fluye.
17. Es bueno esperar, por Santidepaúl, en su blog El blog de Santidepaúl.
18. El destino, por Puri, en su blog Dulcinea del Atlántico.
19. Una cita ineludible, por Valen2, en su blog ProverMios.
20. Penélope, por Juana Medina, en su blog Ficción.
21. Esperando en la nada, por Mirna Gennaro, en su blog La isla de los vientos.
22. Una obsesión, por Nuria de Espinosa, en su blog Bitákoras.
23. Mamá, que ya es hora de comer, por Gabiliante, en su blog Gabiliante.
24. Esperando a Mariloli, por Trujamán, en su blog  El blog de Trujamán.
25. ¡Desesperado!, por Javier Sánchez Bernal, en su blog La buardilla de Tristán.
26. El día señalado, por Macondo, en su blog Bitácora de Macondo.
27. La última frecuencia, por Cynthia Soriano, en su blog Libros, puente a otros mundos.
28. El condenado, por Octavio, en su blog Cuentos de fogata.
29. La espera, por Gema Herráez, en los comentarios de esta entrada.

OTRAS PARTICIPACIONES:

1. La importancia de la espera, por I. Harolina Payano, en su blog Acércate,  Comparte y Fluye.


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