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Microrretos: ¡bienvenidos al club de las leyendas urbanas!

Publicado el 07 noviembre 2021 por David Rubio Sánchez
MICRORRETOS: ¡BIENVENIDOS AL CLUB DE LAS LEYENDAS URBANAS!
Era su noche de suerte. La cena de trabajo se alargó hasta un bar de copas donde conoció a la despampanante morena que ahora dormía a su lado en la cama del hotel. Consultó el móvil antes de dormir. Tenía un mensaje de su esposa. Al parecer, el pequeñín había perdido el miedo a nadar en el mar y los abuelos le habían premiado con un enorme helado. También le mandaba besos.    Es solo sexo, nada importante, se dijo con cierto remordimiento al dejar el teléfono en la mesita y abrazar el caliente, y todavía sudoroso, cuerpo de la despampanante morena.    Le despertó la estridente luz solar que entraba por la ventana. Estaba solo en la cama. Y debía haberlo estado durante un rato dado que el lado de ella ya estaba frío. Torció el gesto, le hubiera gustado otro polvo antes del desayuno. Se levantó y fue al baño. Al encender la luz, escrito en el espejo con el rojo carmín que devoró por la noche, se estremeció al leer: «Bienvenido al club del SIDA».Sin duda, esta es una de las más clásicas leyendas urbanas. Una historia que transcurre en la actualidad, directa al grano, con un giro final sorprendente y con un mensaje moral que lo empareja con los cuentos más clásicos. No sé vosotros, pero a mí este tipo de historias me derriten. Me pasaría tardes enteras escuchándolas. Así que me dije durante este Halloween. ¿Por qué no un mes entero?
LAS LEYENDAS URBANASMICRORRETOS: ¡BIENVENIDOS AL CLUB DE LAS LEYENDAS URBANAS!
Seguro que muchos conocíais esta historia, o la de esa autoestopista que recoge un buen samaritano en su coche y que cuando se acercan a una curva le advierte que tenga cuidado porque allí murió ella. ¿Y qué me decís de esos dedos, gusanos o anillos que aparecen en las latas de conservas o en las hamburguesas? ¿O de esos cocodrilos y serpientes gigantes que habitan en las alcantarillas y acceden a nuestra casa por el retrete?

    Estas y un montón de historias más circulan por todas partes, de manera oral o a través de las redes sociales. Podemos reconocerlas con solo observar a quien nos la cuenta. Sus ojos brillan, su rostro adquiere un gesto de satisfacción, su voz se mueve entre el entusiasmo y la confidencia. Sabe que va a contar una buena historia que va a dejar a sus interlocutores con la boca abierta. Normalmente se inician mencionando que eso le sucedió a un amigo de un amigo, e incluso los más osados se apropian la historia como una vivencia personal para darle más credibilidad. Son las llamadas LEYENDAS URBANAS. Unas historias increíbles, unos relatos que rozan la perfección en eso de atrapar al lector y que me producen esa envidia, que nos pasa a quienes escribimos, cuando decimos: Ojalá se me hubiera ocurrido a mí.

“Los periodistas más veteranos insisten en que no existen las fábulas, salvo que se las crea bastante gente, y entonces si serán ciertas, y tal vez tengan razón. En otros tiempos yo me creí muchas de ellas”. Herb Caen, 1971.

¿Qué son las leyendas urbanas?

Parece que esa denominación fue acuñada por un folklorista americano, Richard Dorson. Pero la mejor definición que he encontrado es la que ofrece uno de los mayores estudiosos de este fenómeno, Jan Harold Brunvand, y cuyos libros os recomiendo para pasar un buen rato leyendo con la boca abierta. Para él, las leyendas urbanas son historias demasiado buenas para ser verdad.
    Puede que pensemos que una buena leyenda urbana debe incluir un elemento fantástico o paranormal. En absoluto. Aunque cualquier historia con un buen fantasma será siempre atrapante, no tiene porqué ser así.

Los ingredientes de una buena leyenda urbana

Si queremos cocinar una buena leyenda urbana tendremos que acudir al supermercado de las ideas y hacernos con los siguientes ingredientes:

Un par de sobres de verosimilitud y moralidad

Una leyenda urbana que se precie debe ser creíble y esconder una intención moralizante. En las que hemos visto del club del SIDA o la autoestopista, el mensaje que transmite es el de conducir con cuidado o el de advertirnos de los riesgo de llevar una vida libertina.
    Para lograr la verosimilitud es imprescindible que la leyenda urbana se desarrolle en lugares concretos y conocidos, y a poder ser cercanos al entorno de los interlocutores. Por supuesto, deben estar ambientados en la época actual. Como vimos en la entrada¿CONOCES EL MIEDO?  para que el monstruo provoque más sensaciones en el lector hoy día es muy aconsejable que el mismo penetre en nuestra realidad cotidiana en lugar de que seamos nosotros los que nos traslademos a una tenebrosa casa de campo.        Precisamente, lo que diferencia una leyenda urbana de una, digamos, más mítica o tradicional es su capacidad para adaptarse a la época y sociedad en la que es contada. Hoy día no tendría sentido hablar del miedo a contagiarnos con la peste bubónica, pero sí del SIDA. Las cintas de vídeo VHS se sustituyen por vídeos de YouTube o mails, los carros de caballos, por coches…, aunque en esencia el trasfondo sea el mismo.
    Para lograr esa verosimilitud, son muchas las que están basadas en hechos reales, aunque es difícil precisar si esa referencia no sea también una leyenda urbana.

Un surtido de personajes estereotipados

En un relato tan corto como una leyenda urbana no caben personajes complejos ni que evolucionen en el transcurso de la misma. Deben ser estereotipados, al servicio del efecto buscado. Así que surtámonos de personajes como el infiel, el listillo, el sinvergüenza, el irresponsable, el soberbio… Casi podríamos decir que bastaría con personalizar cualquier carácter, emoción o vicio para que en la moraleja aparezca nítidamente que siempre se recoge lo que se siembra.

Un buen caldo de problemas y temores sociales

Como hemos mencionado, no es condición imprescindible que la situación que narra la leyenda urbana sea paranormal, perfectamente puede describir también situaciones cómicas o curiosas. Pero la misma siempre debe estar apegada a los temores y prejuicios de la sociedad en la que nacen o cuentan.
    Es curioso, pero mientras redactaba esta entrada hice una parada para bajar la basura. Debajo de mi casa hay un pequeño restaurante con terraza y en una de sus mesas había un grupo de veinteañeros. En ese momento, escuché a una chica que, entusiasmada, contaba que una amiga de un primo lejano fue en un tiempo indeterminado a abortar a Rumanía. Al cabo de unos cuatro meses, esa amiga de un primo lejano recibió una carta certificada notificándole la factura del parto y que, de paso, recogiera a su hijo de cuatro meses. La muchacha que contaba la historia, con toda expresividad de quien está contando algo superchulo, recalcó que había sido un fraude. Para ese grupo de veinteañeros que la escuchaba un embarazo no deseado y el aborto es un tema preocupante y asentían como cierta una historia a todas luces calificable como leyenda urbana.

La delicatessen de un final absolutamente sorprendente

Si en cualquier relato es muy recomendable dar a nuestra historia un giro final sorprendente, en las leyendas urbanas ese final debe ser sí o sí absolutamente inesperado y sorpresivo. Si repasamos las que hemos traído a modo de ejemplo, en todas aparece una sorpresa final, un directo a la mandíbula que transforma completamente la historia.

Y, sobre todo, un cocinado muy ligero

Toda leyenda urbana debe reducirse a lo esencial y dirigir la mini trama hacia un efecto final e impactante. Esto tendríamos que aplicárnoslo los que escribimos relatos para no andarnos por las ramas con descripciones innecesarias o digresiones. El personaje está aquí, hace esto y le pasa aquello. Tan fácil, tan difícil…

Clases de leyendas urbanas

Las leyendas urbanas se suelen agrupar según el efecto que pretenden generar. Por ejemplo, pueden referirse a historias que demuestren lo grandes amigos del Hombre que son las mascotas y nuestra obligación de corresponder a ese amor. Otras denuncian nuestro apego a los cacharros tecnológicos y los riesgos de la vida digital; o el especial cuidado que merecen nuestros bebés; o para advertirnos de que si no cuidamos el medioambiente este puede tomarse su venganza.
    El listado es inmenso, pero a modo de muestra podemos mencionar algunas tipologías y, de paso, de disfrutar de más leyendas urbanas.

Las que nos advierten de los prejuicios y de las conclusiones precipitadas

Son aquellas leyendas que nos enseñan a no dar por supuestas determinadas situaciones.


Una señora mayor se compra un paquete de galletas y se va a una cafetería donde pide un chocolate para pasar la tarde leyendo un libro. Al poco, un joven con tatuajes y rastas se sienta a su lado en la barra para tomar un café. La mujer lo mira de reojo mientras abre el libro. Al poco, recuerda las galletas y coge una del paquete que se encuentra sobre el mostrador. Para su asombro, el joven también mete su mano para coger otra galleta. ¡Habrase visto! La mujer mayor se indigna, pero no dice nada para evitar el conflicto. Cuando ya solo queda una galleta en el paquete observa asombrada que el joven, antes de levantarse, la coge y la parte ofreciéndole una mitad. La mujer roja de ira ante semejante sinvergüenza busca en su bolso el monedero para pagar. Es entonces que encuentra allí su paquete de galletas intacto.

    En esta leyenda se nos advierte contra los prejuicios. De hecho, podríamos encontrar variantes en las que, en vez de ser un joven, es una persona de otra etnia o circunstancia social. Como la siguiente:
Un hombre que viaja en el metro choca con otro que podría ser gitano, árabe o de una etnia distinta. Después se lleva la mano al bolsillo y descubre que no está su cartera. Entonces persigue y arrincona al tipo con el que chocó pidiéndole la cartera. Este, asustado, se la entrega. Al llegar al trabajo recibe una llamada de su mujer diciendo que se ha olvidado la cartera en la mesita.

Las que buscan el anhelo social por la justicia

Desgraciadamente, la vida no es justa. Al menos dentro de los parámetros que el ser humano entiende como justo. El conductor ebrio que provoca un accidente del que resulta un fallecido inocente mientras él no sufre ni un rasguño; el psicópata que no pilla ni un resfriado mientras que una bellísima persona muere de cáncer... El gran anhelo como sociedad sería que cada uno sufriera lo que se ha buscado, que quien incumple las reglas consensuadas socialmente o se muestra descortés reciba su merecido. Como en la siguiente leyenda urbana:
Una anciana circula con su Mercedes por el parking de un centro comercial. Está atestado de coches así que cuando ve a alguien cargado de paquetes decide seguirlo y esperar a que abandone su aparcamiento para ocuparlo. Cuando aquel abandona la plaza, un joven con un coche deportivo se adelanta a ella y ocupa el aparcamiento. La anciana le dice:    —¡Eh! ¡Estaba esperando para aparcar ahí!    El joven le responde con sorna:    —Lo siento, señora. Así son las cosas cuando se es joven y rápido.    La mujer roja de ira estampa su Mercedes contra el deportivo del muchacho a lo que este le grita:    —Pero, ¿qué hace?    La anciana sonríe y le responde:    —Así son las cosas cuando eres vieja y rica.

Y cómo no... ¡el sexo!

Esta clase de leyendas suelen mostrar situaciones, cómicas o trágicas, que pretenden alertarnos de los peligros de la promiscuidad o de los riesgos de ser demasiado entrometidos con la vida privada de los demás. Como estas dos leyendas:
Un hombre, ejecutivo para más señas, se despierta el día de su cumpleaños. Sin embargo, durante el desayuno no recibe ni un buenos días por parte de su esposa e hijos, algo que lógicamente le molesta y entristece al sentirse ninguneado. Pero, al llegar a su oficina, su guapa secretaria lo recibe con un entusiasmado “Feliz cumpleaños” seguido de un beso no menos animado. Más tarde, la secretaria le sugiere comer en un sitio bonito para celebrarlo, algo que nuestro ejecutivo recibe de muy buen grado.
    Con mucho más agradó acepta, tras la comida, la propuesta de ir a su apartamento. Una vez dentro, la secretaria le dice que va al baño a ponerse algo más cómodo. Mientras espera, él se desnuda y se echa en el cama en actitud guerrera. Al poco, se abre la puerta del dormitorio y cargados de un pastel de cumpleaños entran su mujer, hijos y demás compañeros de oficina. Él solo lleva puestos los calcetines.

  Otra clásica leyenda con múltiples variantes es esta:
Dos chicas deciden dar una fiesta de cumpleaños sorpresa a una amiga guapa y soltera que vive sola con su perro. Como tienen la llave de su casa entran y se esconden con el adorable can en el sótano. Al poco, escuchan la llegada de la cumpleañera y sus pasos dirigiéndose al baño donde luego la escuchan ducharse. Al poco, la oyen llamar a su perro y este sale del sótano moviendo alegre su rabo. Las amigas le siguen en silencio. El perro entra en el dormitorio y un par de minutos después, las amigas irrumpen y se quedan con la boca abierta al contemplar a la chica desnuda y embadurnada de crema de cacahuete. El perro está encima de ella lamiéndola.

MICRORRETOS: ¡BIENVENIDOS AL CLUB DE LAS LEYENDAS URBANAS!

¡Las alertas sociales!

Con la era digital ha llegado el no va más de las leyendas urbanas. Y no hablo solo de la mayor capacidad de difusión de las mismas bajo el principio de los siete grados de separación, sino de su propia evolución en forma de imágenes, tuits o vídeos.
    Por conseguir un like o un retuit se puede soltar cualquier cosa. Hace un tiempo, en España se difundió una curiosa alerta muy compartida. Hablaba de un una banda de psicópatas que circulaban con las luces de su coche apagadas. El aviso nos prevenía de que se trataba de un rito iniciático que consistía en perseguir y asesinar al primer conductor que les hiciera señales de luz para advertirles.¿ Y qué me decís de aquella historia de los gatos bonsai? ¿Cuántos miles de publicaciones circularon para denunciar esta supuesta práctica de Japón en la que se criaban gatos encerrados en una botella? Sí, Japón, por aquella imagen exótica que tenemos los occidentales es un referente. De hecho, el primer montaje fotográfico que servía para apoyar la veracidad de estas historias procedió de allí. ¿Recordáis aquel restaurante que supuestamente incluía en su menú fetos humanos fritos?
    En los últimos años, salen nuevas leyendas urbanas teledirigidas por según qué grupos para reafirmar las bondades de su ideología y satanizar o ridiculizar las de los adversarios. Estas, desde luego no tienen demasiada gracia. Pese a su aparente espontaneidad se esconde un mensaje muy claro: nosotros somos los buenos, los listos y los justos; mientras los otros son los malos, los tontos y los injustos. 

Los bulos, creepypastas y otras locuras

En sentido estricto, una leyenda urbana es un relato y como tal se inicia, desarrolla y finaliza. Pero también nos podemos encontrar los simples bulos, como el clásico que nos dice que Walt Disney está criogenizado o que en la lápida de Groucho Marx se puede leer “perdone que no me levante”, o la atribución a Einstein de la famosa frase que nos informa de que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Todos estos bulos no son historias, son chispazos que normalmente suelen utilizarse en el contexto de un discurso y que el autor busca a la celebridad para reforzar su contenido. Por ejemplo, ¿en cuántos libros de autoayuda podemos encontrar la supuesta frase de Einstein?

    Sin olvidarnos de esos correos electrónicos o mensajes que recibimos y en los que los mismo hemos ganado una obscena cantidad de dinero en no se sabe qué sorteo, o bien nos ha elegido un buen samaritano de no se sabe dónde para recibir una jugosa herencia. En estos, al menos la noticia es agradable, aunque también están esos oscuros y amenazantes mails en los que al parecer has sido grabado en un momento especialmente alegre y te piden una jugosa cantidad de dinero para no hacer públicas las supuestas grabaciones. Últimamente, también recibo paquetes desconocidos o inquietantes mails en los que simplemente afirman que no han recibido respuesta a una petición que presuntamente hicieron. Desde luego, leyendas urbanas en sí mismas, además de estafas y spam.

    Otro fenómeno son los llamados Creepypastas, o pegados horripilantes en su traducción al español, son algo fascinante. Básicamente, consiste en que alguien inicia una historia con una simple foto y una leyenda al pie. Apenas cuatro datos. A partir de ahí, mediante el corta-pega, los internautas van añadiendo aportes propios para ir completando una historia siempre abierta a desarrollo e imágenes. Vienen a ser los herederos de las fotos de OVNIs o animales fantásticos tipo Yeti o el monstruo del Lago Ness. Uno de los más conocidos es el llamado Slenderman, el hombre delgado, o, cómo no, los payasos diabólicos.
Bueno, pues pienso que con todo esto ya es el momento de presentar el microrreto de este mes que, como podéis imaginar, va de historias de superación personal.
Naaa, por supuesto va de escribir una leyenda urbana.

MICRORRETO: ¡BIENVENIDOS AL CLUB DE LAS LEYENDAS URBANAS!

Se trata de escribir una leyenda urbana en un máximo de 250 palabras de acuerdo con las características de este tipo de historias que hemos apuntado en la entrada. La leyenda que aportéis podrá ser totalmente inédita, pero en esta ocasión también es válido versionar alguna de las cientos de miles de leyendas urbanas que circulan por ahí y así formar un estupendo recopilatorio de estas apasionantes historias.    Si queréis buscar inspiración podéis consultar la página SNOPES.COM. Está en inglés pero es traducida instantáneamente por el traductor de Google. Es un excelente observatorio de la leyendas más actuales y, además, analiza su supuesta veracidad.    Con menos interés en buscar su veracidad encontramos otras páginas interesantes que publican y actualizan leyendas urbanas. 
    • CREEPYPASTAS.COM
    • CREEPYPASTA.WIKIA.COM
Muy interesantes también son estos dos programas de radio:
O este artículo del diario EL PAIS Folclore del terror, las leyendas urbanas que arrasan en Internet 

MICRORRETOS: ¡BIENVENIDOS AL CLUB DE LAS LEYENDAS URBANAS!

Si queréis, podéis usar esta imagen para acompañar el micro

REQUISITOS

  • Escribe una leyenda urbana en un máximo de 250 palabras.
  • Publica el microrrelato en tu blog.
  • Deja un enlace a tu micro en los comentarios de esta entrada para que pueda añadirlo a la lista y que todos puedan leerlo.
  • Tienes de plazo hasta el 30 de noviembre de 2021.
  • Todos los microrrelatos serán publicados en formato de revista digital o ebook.

MICROS PARTICIPANTES (Hasta el 30/11/2021)

1. ...
¡Saludos tinteros!
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