Revista Literatura

Microrretos: matemos al narrador

Publicado el 01 noviembre 2023 por David Rubio Sánchez
MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

                           

Queridos amigos, 
Hace mucho tiempo que estoy en ese estado donde nos sabe muy bien hacia dónde debe uno tirar. Sí, ya sé que en mi caso todo es muy metafórico, pero eso no quita que también tenga mis sentimientos, sentimientos, en parte, reencontrados gracias a vuestra dedicación, pero que, en vista de las malas artes que se ciernen sobre El Tintero, se han visto anegados e infravalorados. Es por ello que, para facilitaros la labor, yo me quito de en medio y así espero que con ello nadie más que el responsable se sienta culpable de tales actos.Sin más, y atendiendo a mis razones, os deseo lo mejor y los mayores éxitos en este mundo escritoril que, visto lo visto, no notará mi ausencia.

El Narrador


Hola, buenos días a todos y bienvenidos a una nueva entrega de microrretos. Aunque…, perdonad que la entrada haya empezado de esa manera tan extraña, pero es que a mí también me pilla de sorpresa. Sin embargo, hoy ya se me ha pasado un poco susto, lo fuerte fue hace unos días. Más en concreto, la mañana previa a redactar esta entrada. Ese día me levanté con un fuerte dolor de cabeza que ya podría anticipar lo que se venía. El cielo estaba encapotado y el trayecto al bar donde suelo desayunar se me antojaba una batalla que el tiempo amenazaba en pasar por agua. Pero eso no fue nada en comparación con lo que me encontré una vez dentro, media tostada con aceite, un café con leche y el puñetero periódico:


MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

No podía creer lo que esas manoseadas páginas le proporcionaban a mi raciocinio. Aunque todavía quedaban cosas por venir. Ese día era festivo y no pude ponerme en contacto con el resto, así que fui solo. Entré corriendo las inmediaciones del Tintero, aunque entrar es un decir, pues, justo a la puerta, un gran aparato policial estaba esperándome.


MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

Ya por la noche fui finalmente liberado. Por lo visto, El Narrador se había enterado de las artimañas que nos traíamos en el siguiente reto de micros y, preso de esa sensación de abandono, se quitó la vida. No obstante, tuve que declarar por ese misterioso Tintero de oro que se encontró en la escena junto con la sospecha de que en la carta se aludía a una labor relacionada con un supuesto asesinato. Pero ya os digo que a la falta de pruebas, pues la procedencia de ese Tintero no era clara, y de la supuesta inestabilidad mental que la víctima suele mostrar en muchos de sus relatos, la cosa no pasó a más mayores. 

Sin embargo, no por ello no debemos de despedirnos de un ser tan ilustre y querido de la manera que se merece:


MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

Bueno, y después de esta trágica historia, nos ponemos en homenaje a ese querido amigo al que todos aludimos cuando escribimos, pero en este caso, y debido al suceso, lo haremos desde una forma un poco distinta: sin él.

Eso es. Relatos sin narrador. Pero ¿eso es posible? Pues como todos sabéis, sí.  Y no me refiero a los relatos puramente dialogados, donde mostramos una conversación, o a los monólogos internos, maneras donde también jugamos con esa ausencia, sino a unos métodos también muy divertidos. 

En este caso, las historias siguen un hilo argumental, pero carecen de un vehículo que transporte las ideas en un espacio temporal lógico. Aquí no hay voz del narrador. Esta carencia se suple aportando textos independientes que tienen entre sí una relación clara. La particularidad de estos textos es que no son relatos ni historias de por sí, sino piezas sueltas que no poseen un sentido claro por sí mismas: recortes de noticias, programas radiofónicos, cartas, expedientes médicos… De esta manera, el lector se convierte en una especie de investigador que, mediante los documentos que va encontrando, va conformando la historia global.

Escritas con este estilo encontramos novelas como «Pantaleón y las visitadoras», de Mario Vargas Llosa, o «Drácula», de Bram Stoker. Y no solo en novelas; este género también está dando fuerte en el cine con las nuevas formas de estilo de vida. Tenemos películas que cuentan sus historias a través de chats/web, videos de YouTube o mensajes electrónicos. A destacar una película española titulada «Todos tus secretos». 

Evidentemente, estas historias tan complejas no cabrían dentro de un micro, por eso vamos a dar una vuelta de tuerca. En este caso, os proponemos conformar una historia que navegue enmascarada dentro de un relato sin narrador. La trama puede, o debe, no tener nada que ver con el formato, simplemente subyace como un juego de ideas que van asociadas en segundo plano pero que, dada la imposibilidad o realidad de las mismas, terminan por dar forma a esa historia. 

¿Os animáis a hornear vuestra historia y a saborear el resto? Para ello os proponemos la siguiente receta: 

Receta para una historia sin narrador

Ingredientes:

  • Un saco de letras y consonantes
  • Un par de tinteros hasta arriba de tinta
  • Dos cucharadas de imaginación
  • Una pizca de retranca
  • Un vasito de mala leche
  • Dos cabezas de ajo

Preparación:

  1. Elegid el escenario ideal, ya sea una carta, una noticia, un manual para cambiar las ruedas de un carretillo, etc...
  2. En un bol, ponemos toda la tinta y vertemos las letras y las consonantes hasta que cuaje en una mezcla homogénea de 250 palabras. Para remover no hay nada mejor que una pluma, pero cada cual hace lo que puede. 
  3. Ponemos sartén al fuego y añadimos la mala lecha, la retranca y la imaginación, cuanta más mejor. 
  4. Mientras se fríe, picamos ajo y lo añadimos al bol de tinta y palabras para que el resultado final no deje de repetírsele al comensal.
  5. Luego, lo mezclamos en la sartén y lo dejamos a fuego lento. El tiempo de cocción será del 1 al 28 de noviembre

Emplatado:

  • Pillamos una enorme fuente y lo emplatamos en nuestro blog. 
  • Adornar al gusto, si queréis sazonad con la imagen del micro.
  • Servirlo en los comentarios.
  • Saborear los manjares que iremos encontrando.

¡Bon appetit!

MICRORRETOS: MATEMOS AL NARRADOR

Si quieres, aliña tu relato con esta imagen


Relatos participantes 

(del 1 al 28 de noviembre)

1. Anuncios clasificadospor Pepe de la Torre, en su blog entre unas cuatro esquinas.

2Refrito, por Julio Alcalá Neches, en su blog Vacuna de letras.

3. En forma de nube, por de la Flor, en su blog Con Zeta de Zombi.

4. Autoindefinido de oro: cuidado con la Navidad, por M.T. Mármol López, en su blog Imágenes que escribo.

5. Grupo vampiros, por Igor Rodtem, en su blog Lo innombrable y yo.


Y bueno, una vez dicho esto me despido que tengo la olla al fuego. Por cierto, a lo mejor ya lo habéis adivinado, pero sí, la carta de suicidio de El Narrador la escribí yo con el Tintero de oro que, sin querer, tiré al suelo de su despacho y no me acordé de recogerlo. Pero... yo de vosotros no diría nada; que aquí todos somos cómplices...
¡Saludos, tinteros!

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