Esto es debido a que se ha creado un vínculo de unión y apego entre el niño y los padres. A través de la relación con sus figuras de apego, el niño empezará a construir un modelo del mundo y de él mismo, a partir del cual actuará, comprenderá la realidad, anticipará el futuro y construirá sus planes.
El objetivo principal en este caso es crear un vínculo de apego sano, de forma que los padres se conviertan en una base segura desde la que explorar Edmundo. Para conseguir que el niño evolucione correctamente, es importante el comportamiento de lo padres, intentando en todo momento potenciar las conductas de autonomía en el niño desde que éstas empiecen a manifestarse, lo que se puede lograr mediante las siguientes pautas:
- Dejándole explorar a su alrededor y que se aleje de los adultos cuando él quiera y sea posible.
- Estar pendiente de él pero sin que se dé cuenta, es decir, estar cerca pero no encima.
- Ofrecerle un objeto de transición alrededor de su cuarto o quinto mes de vida. Este objeto puede consistir en una manta que siempre tapa al niño allá donde va, en un muñeco que le haga compañía esté donde esté, en fin, cualquier cosa con la que el niño se encariñe y le ayude a enfrentarse en los momentos en que debe separarse de sus padres. A lo largo de este primer año de vida va a pasar a no diferenciar entre él y su madre a descubrir que es un ser independiente y con capacidad de movimiento, que se acerca y se aleja de las cosas por decisión propia. Por tanto, parece que este objeto de transición puede facilitar el paso de la dependencia absoluta de sus padres a dar sus primeros pasos en el descubrimiento de su propia identidad.
- Los adultos tienen que aprender también a controlar su ansiedad, tanto cuando se separan de los niños como cuando ven que él se aleja a investigar, pues aunque se trate de evitar que se acerque al peligro, es importante, a la vez, mantener la calma cuando se dé algún golpe sin trascendencia, ya que de esta manera irá elaborando para el futuro la capacidad de enfrentarse por él mismo al peligro.
- A través del juego, tal como ocultar el rostro tras las manos o el escondite, se le ayuda a vivir esta separación de una forma sana y sin angustias, además de divertida y educativa, ya que aprenden que cuando no ven un cosa, no significa que no exista.
Un punto importante a tener en cuenta en el comportamiento de los padres es que hay que tener mucho cuidado con la sobreprotección de los niños. Si se le protege excesivamente estando constantemente encima de ellos, sin permitir que investiguen a su alrededor por miedo a que puedan hacerse daño, sin aceptar que se den algún golpecito sin importancia, lo que se consigue es que se vuelvan más temerosos ante lo que les rodea, más asustadizos y que se acrecienten sus miedos, de forma que serán más dependientes y les costará establecer buenas relaciones con el entorno.
No sobreproteger no significa olvidarse de que le bebé es indefenso y de que el niño, cuando empiece a caminar, tendrá caídas y accidentes caseros; lo ideal es aprender a vigilarles sin que se den cuenta de que se está muy pendiente de ellos. Seguro que así, al menos, se fortalecerá su independencia.
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