La inspectora me llamó y cuando sonó el móvil apenas balbuceé: "¿Todavía respira?".
Era un ser retorcido, maligno. Sentirle llegar y temblar, todo era uno. ¿Podría liberarme de su presencia? Siempre me faltó el valor, pero el convencimiento de que mi destino era convertirme en él me impulsó aquella noche.
La inspectora me llamó y cuando sonó el móvil apenas balbuceé: "¿Todavía respira?".
La inspectora me llamó y cuando sonó el móvil apenas balbuceé: "¿Todavía respira?".