Miel Manuka de Nueva Zelanda-Leptospermum Scoparium
El árbol de la manuka (Leptospermum scoparium) o árbol de té, según la traducción maorí, es un arbusto de la familia Myrtaceae, muy importante en el ecosistema de las islas de Nueva Zelanda, en Oceanía. Este pequeño árbol ha sido considerado como maleza durante décadas y tratado como tal. Manuka ha adquirido relevancia recientemente y su importancia ha aumentado en pocos años rápidamente tanto en lo ecológico como en lo económico.
La importancia ecológica en Nueva Zelanda del árbol de la manuka (Leptospermum scoparium) es vital, aunque no pueda ser considerada
Historicamente, cuando la manuka (Leptospermum scoparium) llegó a Nueva Zelanda estaba restringida a limitadas zonas de la isla con carácteristicas apropiadas para este tipo de arbustos. Con el tiempo la manuka (Leptospermum Scoparium) se ha extendido hacia habitats extremos y marginales para el crecimiento de especies leñosas. Cuando el ser humano puso el pie en las islas de Nueva Zelanda despejaron de vegetación dos terceras partes de la misma, creando muchas zonas con características de bajos nutrientes muy adecuados para el crecimiento de la manuka (Leptospermum scoparium).
Procesos de perturbación tales como la lixiviación de nutrientes, la erosión del suelo, etc. contribuyó a que la manuka (Leptospermum Scoparium) se extendiera en muchas otras áreas en las que con el tiempo y gracias a la manuka (Leptospermum Scoparium) como primera vegetación renacida fue el impulso para el crecimiento de otras plantas y de los bosques.
Miel Manuka de Nueva Zelanda-Leptospermum Scoparium
Es muy probable que la manuka
La manuka (Leptospermum Scoparium) la podemos encontrar además en los sitios anegados, desde las tierras bajas hasta los pantanos de montaña o pakihis en el noroeste de Nelson y Westland.
Según estudios realizados, en la vegetación de la orilla de los lagos Manapouri y Te Anau, el sistema de raices de la manuka (Leptospermum scoparium) es capaz de tolerar inundaciones continuas de hasta casi 40 semanas. La manuka ha sido considerada durante gran parte del siglo XX como una molesta maleza para los campos de cultivo.
De hecho la eliminación de la manuka, fue un objetivo en Nueva Zelanda prioritario al considerarse que obstruia el desarrollo del país. A mediados
Esta “mala hierba” como se la consideraba era un problema al ser una planta que crece, que se extiende por cualquier terreno. Para los habitantes de la isla era complicado controlar el crecimiento de la manuka y para el mantenimiento de sus tierras era un costo inasumible por su difícil erradicación.
En 1937, en Orari Gorge, Mid-Canterbury, fue observada por primera vez en Nueva Zelanda una plaga para la manuka. La plaga en cuestión
consististía en un hongo, el Capnodium Walteri Sacc, debido principalmente a un insecto, el Eriococcus Orariensis. Este hongo crece en la melaza del insecto. Esta plaga de la manuka fue popularmente conocida como tizón manuka o plaga de la manuka.
Fue un inesperado control biológico que regalado por la naturaleza que apareció cuando más se necesitaba. Fue una sorpresa generalizada entre la comunidad agrícola de Nueva Zelanda, puesto que habían encontrado una solución eficaz para el “problema de la manuka“ una vez comprobado su veloz crecimiento y expansión en el ecosistema neozelandés.
Con el tiempo los agricultores comenzaron a trazar mapas de infestación de la manuka y técnicas que les permitieran el exterminio de lo que ellos denominaban “maleza” en Nueva Zelanda. Posteriormente, se dieron cuenta que tras todos sus intentos de eliminación de la manuka, el hongo esta plaga no era suficiente para su exterminio. Se observó que no a todas las plantas les afectaba por igual y además que la manuka había logrado superar en muchos casos los efectos de la plaga.
A continuación en el video se puede observar todos los detalles del árbol de manuka (Leptospermum Scoparium).