Sobre el folio en blanco de mi piel
Escribiste tus versos
Y tocaste mi alma
Con tu música oscura,
Aunque yo la oía como enamorada.
Y así la canté con tus manos
En mi cintura,
Con tus ganas en mi piel,
Con tu furia en mi interior,
Con nuestro fuego.
Pero la música cesó,
Cesaron los versos,
Se acabaron las promesas
Y llegó la hiel.
Miel amarga,
Dedos fríos.
Adiós.
Y solo quedó tu partitura
Sobre mi rostro mojado.
Miénteme.
Dime que ni por un segundo
Me viste
Y borraré tu rostro para siempre de mi memoria.
Y la música no habrá existido
Pues la borraré de mi piel.
¿Qué fuiste?
Todo.
¿Qué debes ser?
Olvido.
Hazlo pronto,
Dime que nunca me viste.