Algo siempre vivo en nuestra generación son los versos de Miguel Hernández. En mi opinión muy por encima de Federico García Lorca tanto en lo estético como en lo poético. La voz de Serrat en el 72 se escuchaba a escondidas y realzó los versos del poeta de Orihuela tanto como para que los adelescentes que los descubriamos entonces aprendiesemos a ser mucho mejores como personas que solo con el Montañas Nevadas de los campamentos de la OJE. Pequeños misterios de cada uno. Uf.
Esto es de entonces (siempre):
"Tus cartas son un vino"
(A mi gran Josefina adorada)
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.