"Regeneración, Parte 1: Incendio en la Planta Amuay”, nos lleva a la meditación: hay que ayudar a los demás sin condiciones.
En resumen, ilustra esos momentos amargos que siempre vienen acompañados de agonías, éxtasis y tristezas profundas. Hace referencia a la necesidad de unirnos en momentos de tragedia, que debemos preocuparnos por ser solidarios, útil para los demás, tomando en cuenta que en unidad podemos salvarnos de la muerte y trascender, sin olvidar que la vida es el momento que se respira, los planes son sólo una pretensión y soberbia humana y debemos disfrutar cada momento. Que no debemos dejar para mañana lo que tenemos que hacer hoy, tener el control en la vida nunca es fácil, y a veces puede ser hasta doloroso. Pero a largo plazo las experiencias óptimas añaden un sentimiento de maestría (o tal vez mejor sea decir, un sentimiento de participación al determinar el contenido de la vida).
Regeneración nos muestra una dimensión extraordinaria de un suceso real, transformando con elementos de la ficción, eventos que realmente ocurrieron, en algunos casos acentuando, denunciando, proponiendo, en otros distrayéndonos para finalmente sembrar un mensaje, una reflexión. Cada uno de los títulos de cada capítulo es un paseo por una vereda que al final nos conduce al destino que debemos decidir: El Despertar.
Su contexto es mucho más amplio, va más allá de las fronteras de Amuay, es el reflejo de la transformación que va dándose en la América Latina, desnuda los conflictos internacionales que genera tal transformación e incluso dibuja con ficción los sucesos que la han generado. Leerla es leer la actualidad. ¡La recomiendo!