Lo sublime también está en tu jardín
Aquello que llamamos realidad es un espacio de infinitas posibilidades y allí es la mirada que observa la que embellece aquello que ve. Se sabe que la función de percibir está ligada estrechamente con los sentidos. Contamos con los ojos, el oído, la piel y demás órganos que son mensajeros de información en bruto que llevan al cerebro material de análisis que se realiza en un intrincado engranaje de conexiones sinápticas que finalizan en una orquestada interpretación que decide que es lo bello, lo feo, lo dulce, lo amargo, lo común y lo extraordinario.Es ahí cuando se puede comprender las antiguas enseñanzas de los sabios, que siempre promocionan un viaje al interior de uno mismo. Ahh!!! Es Así, no está afuera la piedra filosofal, el gran tesoro y clave por todos los tiempos buscado y anhelado, está dentro: en tu interior, psique, cerebro, conexiones sinápticas, alma, como quieras llamarlo.La iluminación no tiene que ser una experiencia aislada y reservadas a unos pocos privilegiados, si eras capaz de observar la belleza en una flor, a escuchar la melodía de los pájaros al amanecer, oler el aroma de las hierbas, acariciar la piel del ser amado, saborear un helado de chocolate, y sentir intensamente cada momento, reconocerlo, aceptarlo y agradecerlo.Y cuando realmente entiendes esta sencilla verdad es cuando lo sublime deja de ser un concepto abstracto y se presenta en tu jardín o en tu cocina o en tu trabajo para que te des cuenta que la vida y sus fugaces momentos siempre están allí para deslumbrar a todo aquel que ha aprendido a “mirar” la esencia de todas las cosas.Que tu mirada de aquello que llaman realidad cotidiana observe siempre lo sublime, fabuloso, excelso, extraordinario y maravilloso en todos los momentos, eso es el mindfulness cotidiano.Revista Diario
Es posible encontrar lo excelso en todo lo que nos rodea, cuando se está despierto maravillarse no es una experiencia extraordinaria porque siempre sucede. Sucede en el trabajo, sucede en la iglesia, en un ashram, en la cocina, en el desierto o en tu jardín.