El moñoñismo (también conocido como cursilería en el castellano de una persona normal) me persigue. Sobre todo estos últimos días en que me ha podido la tristeza por haberme quedado sin trabajo y todo lo que conlleva.
Pocas cosas me animan tanto como la cocina o la repostería. Siempre que estoy un poco pocho me cojo mis libros de cocina, o me pongo a visitar algunos blogs de cocina de esos que inspiran y animan a probar cosas nuevas, y después me decanto por hacer algo, y con un poco de música de fondo me pongo a hornear algun premio, para ver si así se me anima el día.
Este jueves (dos días después de que me dieran una "bonita" carta de despido) me puse a preparar unas minitartas de limón con forma de corazón, y es que ahora que tengo unos cuantos moldes de silicona gracioso, tenía que probar como quedaba.
Y así acabé adaptando una receta de bizcocho de limón que tengo hace mil guardada entre mis cuadernos, para hacer estas tartitas, que con un poco de frosting de queso y limón queda muy rico para el desayuno. A mis padres les encantó. Para la próxima vez llenaré menos los moldes para poder hacer tartas rellenas de lemon curd (cuya receta tengo gracias a Biscayenne).
Corazones de limón
(hace 4 tartas moñoñas con forma de corazón, o, si no te sientes especialmente cursi, 1 plum cake de un molde 900 g.).
Necesitarás:
175 g. de mantequilla
150 g. de azúcar blanco
3 huevos grandes
225 g. de harina bizcochona (con levadura incorporada)
2 cucharadas (tablespoons) de leche
La ralladura de un limón
El zumo de un limón.
Para el frosting:
300 g. de queso en crema (tipo Philadelphia)
60 g. de mantequilla
La rayadura de un limón
El zumo de un limón
75 g. de azúcar glas
Método:
Precalentamos el horno a 180ºC y preparamos los moldes. Batimos la mantequilla con el azucar hasta conseguir una masa suave, y después añadimos los tres huevos (previamente algo batidos). Seguimos removiendo hasta que esté todo incorporado y entonces añadimos la harina. Por último agregamos la leche, la rayadura y el zumo de limón. Llenamos los moldes y horneamos durante unos 20 minutos, o hasta que, después de insertar un palillo, este salga limpio.
Repetir hasta acabar con la masa (para un molde de 900 g., en este caso el tiempo de cocción será de una hora más o menos).
Mientras el bizcocho se enfría prepararemos el frosting mezclando el queso y la mantequilla primero. Después añadiremos el zumo y la rayadura del limón y después, poco a poco el azúcar. Si queda muy liquida la masa, añadiremos más queso, y después ajustaremos el azúcar glas.
Se puede servir sin frosting y con una mezcla de azúcar glas y zumo de limón (50 g. de azucar glas por una cuchara del zumo, más o menos) para crear una costra de limón.
Nota 1: la palabra "moñoño" y sus derivados es originaria de Anita (también conocida como @biscayenne).
Nota 2: a pesar de la cursilería en esta receta, recomiendo prepararla a ritmo de Creed, claro que yo casi siempre cocino a ritmo rockero.
Nota 3: las fotos son horrorosas, sacadas de noche, con un móvil y sin casi luz. Iba a sacar alguna a la hora del desayuno, pero desaparecieron las tartas.