Revista Literatura

MiniCuento XXVIII: Revisando la prensa

Publicado el 29 mayo 2014 por Anilibro @anilibro

Es muy posible que el libre albedrío está sobrevalorado. Pensamos muchas veces que nuestras decisiones son realmente nuestras, y que manejamos nuestra vida o la sociedad con nuestros actos. Este MiniCuento deja una visión no demasiado amable, pero ¿quién no ha pensado en la mano negra que está detrás de muchas cosas?. Espero que os guste:

MiniCuento XXVIII: Revisando la prensa

Sobre la enorme mesa se encontraban las portadas de los periódicos del día siguiente. Pasaban unos minutos de media noche, por lo que aún tendría al menos media hora para analizarlas y comunicar a la redacción correspondiente el visto bueno del gabinete. No podía hacer una lectura en detalle de todos los contenidos, pero los titulares debían de estar en consonancia con el protorégimen.

Hacía dos años que el gobierno había cambiado de bando. Era por ello que las editoriales, y por consiguiente las noticas, estaban ya definidas claramente en su favor o en su contra. Su misión consistía en que todo siguiese así. Los ciudadanos debían creer que ellos eran quienes habían elegido a sus gobernantes, y que estos eran quienes gobernaban. Pobres infelices, hacía cientos de años que creían en el libre albedrío.

Años de experiencia analizando los matices de cada palabra escrita, hizo que en uno de los titulares de un de los periódico cercano al partido opositor disparase su atención. Se insinuaba, de forma velada y muy leve, cierta operación bancaria que no convenía atraer la atención. Sobre todo teniendo en cuenta que en ella participaban los tres partidos mayoritarios. No convenía desestabilizar, al menos de momento, el orden establecido. Ni atraer la atención sobre cierto país tercermundista sobre el que el protoregimen tenía grandes intereses.

Cogió el teléfono y realizó la llamada de rigor al periódico de turno. Ordenó al director que cambiase tan solo una palabra del titular, el cual por supuesto, no pudo negarse. Él no sabía quién le había llamado pero conocía las reglas. Cuando colgó, guardó el móvil en su bolso y sacó una libreta. En ella apunto el nombre del periodista que había escrito el artículo. Dentro de poco recibiría una corresponsalía en algún lugar interesante, lejano y quizás algo peligroso.

FIN

Nos leemos en el siguiente capítulo.

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