Imagen robada de Google
Hoy,
nuevamente, nuestras miradas se cruzaron. Fue tan solo un segundo, o quizá
menos, pero yo sigo viendo tus ojos en los reflejos de los charcos y en los
cristales de los escaparates. Y me pregunto si no ira siendo ya hora de
aprender el idioma de las miradas, pues si una imagen vale más que mil
palabras, mirar tu iris, para mí, vale un todo.
Ni siquiera
se tu nombre, y si e dé serte sincero, tampoco es que me importe. Solo quiero
acariciar tu cuerpo desnudo, saborear tu piel, que imagino sabrá al dulce de tu
perfume mezclado con el salado de tu transpiración.
Quiero que
nuestros labios y nuestras almas formen una amalgama de sangre, sudor y besos.
Y que nuestros cuerpos sean solo uno a la vista de los dioses y los humanos, y
que el alba se funda con el ocaso mientras nos abrazamos.
Unos lo
llamaran amor, otros, tan solo deseo.
Yo tan solo
deseo que tú me ames. Pero sigo sin saber si tus ojos quieren decir lo mismo que
dicen los míos cuando los miro.