Han pasado ya más de veinte años y aún se estremece cuando lo siente cerca.
Pidió otra copa. Desde la barra atisbó unos ojos que le miraban. Era de alta estatura, piel morena y sus formas le estremecieron. Se acercó y dijo su nombre. «Me llamo Pedro». «Yo Alfredo», contestó.
Han pasado ya más de veinte años y aún se estremece cuando lo siente cerca.
Han pasado ya más de veinte años y aún se estremece cuando lo siente cerca.