“¿Por qué me mira así?” Fue la primera frase completa que pronunció. Así, con una mezcla de respeto y descaro. Esa pregunta y su ausencia de sonrisas, que aún perdura, nos dio la pista de cómo sería su carácter: Agrio y asocial. Siempre apartado en rincones, gruñendo más que hablando. “Es autista”, dijeron, pero los sicólogos lo descartaron. Él entiende y se hace entender. Luego empeoró la cosa con las peleas, quejas y hasta denuncias de los padres. “Su hijo le ha arrancado un trozo de cara al mío. ¡Póngale bozal!”. No debemos esperar más. Puede que ya sea hora de enfrentarlo a un espejo.
Torcuato González Toval
Pintura: Ernest Descals