Terminaba el día en la playa de Fuente del Gallo y trataba de captar la puesta de sol.El astro rey se despedía con toda su grandeza.Poco a poco se iba ocultando en el horizonte.Parecía que se adentraba en el mar para pasar la noche y volver puntual a la mañana siguiente.
De repente, aparecieron un grupo de amigos en la orilla.Yo estaba lejos y no podía escuchar sus voces, pero intuía que iban dispuestos a disfrutar de la tarde y la vida.
Uno de ellos llevaba una cámara e iba dispuesto a captar la belleza del paisaje.Con el zoom del objetivo de mi cámara les tenía muy cerca, y me puse a cotillear.
Comenzaron a hacerse unos selfies, mientras yo trataba de robarles unas instantáneas.
Mi cámara no era la Nikon, y la calidad de las fotos no era buena.
Pero no me pude resistir.Se notaba el buen rollo entre ellos.Si hubiera estado más cerca les hubiese mandado posar para mi.Y también les habría contado que les iba a hacer una entrada en mi blog.Pero se alejaron con su alegría hasta que les perdí de vista.
Cuando viajo suelo llevar una cámara Lumix, no réflex, con un buen objetivo y con la óptica alemana Leica, que me resulta más cómoda que la Nikon que tengo que cambiarle el objetivo.Y trato de rescatar algo bonito o interesante.Muchas veces cuando hago una fotografía ya me está sugiriendo una historia, así siempre tengo material para mis relatos.Pero llevo unas semanas en que las letras me han abandonado y no sé sobre qué escribir.Recordé estas fotos que hice en mis vacaciones en Conil de la Frontera y de momento es lo que tengo para ofreceros.Un saludo afectuoso para todos.