MIRADAS Y PALABRAS
Mirar y, de tanto mirarte,
no ver cómo el día
se hunde sobre mí.
esclavo, da en el clavo, abre los ojos
y mira dentro...
fuera no hay tanta gente.
Mirar y, de tanto mirarte,
sentir que no hay nada más lejos
que la Luna por la noche.
Mirar, y de tanto mirarte,
ver en ti
aquello que no quería ver en mí.
Yo mismo,
y tú,
¿y tú?
y yo,
y nosotros. Hablar, y de tanto hablarte, no saber cómo decirte que todo lo que te digo habla de ti y de mí y de cómo nos decimos que nos queremos cuando no hablamos. ¿Para qué quiero palabras, si tengo unas manos que te llaman? Y es que no hay diccionario más grande que tus ojos, ni verso más profundo que la curva de tus labios. Eres la palabra y hasta el silencio se convierte en poesía a tu lado. Eres un verso inacabado y perpetuo un verso que rima constantemente con cada uno de mis silencios. Eres la palabra y hasta el silencio se convierte en poesía a tu lado. Eres la palabra y hasta el silencio se convierte en poesía a tu lado. Eres mayúscula y yo, tan sólo, un humilde signo de exclamación que no puede gritar a los cuatro vientos que te quiere porque soy mudo.