Revista Diario

Mis 4 puntos acerca la tragedia del tren en Santiago de Compostela

Publicado el 25 julio 2013 por Malabona

Me enteré a última hora de la noche del 24 julio que había ocurrido una desgracia a las puertas de Santiago de Compostela. Al meterme en la cama ojee el twitter para ver que se decía. Me fui a dormir con un sabor de boca amargo pero no tanto como en mi es costumbre al observar tragedias de esta magnitud. No creo que fuese por falta de sensibilidad pero no era normal en mí ese estado tan apático.Ni tan siquiera me sorprendió la actitud de los gallegos. Me dormí.

Durante el día de hoy, 25 julio, hice algo que no suelo hacer habitualmente como es escuchar la radio convencional. Normalmente escucho podcasts pero rara vez de las emisoras grandes. Ese día pasé tanto tiempo en el coche que me dió tiempo de escuchar infinidad de testimonios, opiniones e información sobre el accidente.Estas son mis conclusiones:

  1. En un país donde se están regalando a las empresas privadas todas las instituciones y servicios públicos se volvió a demostrar que son de gran importancia y claramente necesarios para el grueso de los ciudadanos. Nadie estaba echando una mano esperando el reconocimiento. Puedes estar seguro de que las empresas privadas no hubiesen actuado con esa velocidad. En el escenario se pudieron ver a médicos, enfermeras, enfermeros, bomberos, policías, voluntarios,etc todos actuando por instinto humano.He de decir que no esperaba menos de los policías , médicos y bomberos, su trabajo consiste en ayudar a las personas en situaciones en las cuales ellos son especialistas.
  2. Se ha alabado el trabajo de los gallegos como algo extraordinario e innato de ese pueblo. No creo que ayudar sea la carácterística de un pueblo en concreto; es común entre los humanos, humanidad. Los medios se llenan la boca repitiendo que los vecinos más cercanos acudieron sin pensarlo a ayudar a las víctimas. Pongo la mano en le fuego cuando digo que si esto hubieso pasado en cualquier otra parte de España o el mundo la gente hubiese acudido con la misma urgencia. No quito mérito a los gallegos, solo trato de hacer ver que no necesitamos ver una tragedia para socorrer a alguien. Habitualmente se da la posibilidad de ayudar a alguien aunque no sea una cuestión de vida o muerte pero miramos al Smartphone y seguimos a lo nuestro. Si uno lo prueba una vez verá que facilitar las cosas a los que nos rodean no cuesta nada y es recíproco. Ya lo vimos en Haití, en Japón , Chile  o Murcia recientemente. El ser humano actúa por instinto en este tipo de situaciones pero lo que debería ser normal se ha convertido en heroicidad por la falta de empatía en la que nos hemos acomodado.
  3. He visto enormes colas para donar sangre.¿Sabías que siempre se ha necesitado sangre en los hospitales? Cada día hay 227 (83207 en el año 2011) víctimas de accidentes de tráfico de los cuales, seguramente, más de dos necesitan sangre. No me olvido de todos los pacientes de hospital que necesitan sangre por otros motivos. Solo hemos sido capaces cada vez que ha ocurrido una catástrofe mediática. Creo que deberíamos recordar que cada vida en peligro es una tragedía aunque no sea tan mediática.Es más, podríamos ser cualquiera de nosotros.
  4. ¿Por qué es fácil ver a gente anónima  hablando en televisión sobre una tragedia personal? En cambio cuando  alguien gana la lotería quiere intimidad y se esconde. Me ha venido a la cabeza cuando escuchaba y veía como los familiares y víctimas destrozados por la situación, entre lágrimas y dolor, daban la cara ante los medios para decir lo que ya podemos imaginar: que estaban hundidos y desesperados. Me quedo corto porque no me puedo poner en la piel ya que solo ellos saben que se siente en esas situaciones. Pero me llamaba la atención.Si le preguntas a cualquier persona muy pocos dirían en público que son nuevos millonarios, pero en cambio tendrían menos reparo en contar una tragedia personal. ¿Algún sociólogo en la sala?

Quiero pensar que cada uno de nosotros hubiese hecho exactamente lo que los vecinos de de Santiago de Compostela. Si no es así me voy a vivir a Galicia.

Publicada en PiENsa y etiquetada como Accidente, Santiago de Compostela

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