Revista Literatura
Mis 6 micros 6 para el concurso de la SER de esta semana.
Publicado el 07 noviembre 2016 por TorcuatoEsta semana la frase para comenzar los micros era "Sigo observando mi trocito de cielo".
Para no variar y como es normal no he sido seleccionado.
Después de mucho tiempo
Sigo observando mi trocito de cielo. Tiene hoy el precioso tono azul y el aire fresco del día que llegué, volviendo a ver a mis padres y a dos de mis hermanos. También me encontré aquí con mis mejores amigos, Andrés y Josefina, que tuvieron que trasladarse hace bastantes años. Tal como está hoy el ambiente me recuerda mucho a aquellos momentos. Hace mucho de eso y me he puesto muy alegre recordándolo, más de lo habitual. Cuando me llamó Pedro hace un instante me dijo que eso es normal. Ahora tengo que ir a la entrada. Llega un familiar mío muy importante.
Mi mundo
Sigo observando mi trocito de cielo. De vez en cuando alguien coge mi barbilla con las puntas de los dedos y me gira la cabeza para que lo mire. Sonríe y me habla, muy despacio, muy despacio. No entiendo lo que dice y en cuanto me suelta vuelvo a mirar a mis nubes. Logro ver de reojo que el hombre de la bata blanca habla con mamá. Él está muy serio y ella llora.
Seducción estelar
Sigo observando mi trocito de cielo. Si lo miro con mucha concentración al mismo tiempo que pienso en ella, mi energía rebotará en algún astro y le llegará, enamorándola. Ella también está ahora mirándolo. Me dijo: “Todas las noches antes de dormir miramos juntos al firmamento. A él lo conquisté así”. Se refería a su marido. Mi jefe.
Lo dicho, llevo haciéndolo varias semanas y pienso que ya va haciendo efecto. Pero me preocupa que él sospeche algo. Seguro que son imaginaciones mías pero me mira raro y siempre está pendiente de lo que estoy haciendo. Nunca había estado tan amable.
Mi niña
Sigo observando mi trocito de cielo tumbada en la hierba del jardín. A la derecha veo a la bisabuela Juana. ¡Menudos tirones de pelo me daba al peinarme! Un poco más cerca están los abuelos. ¡Cómo me mimaban! En el extremo izquierdo, mamá y papá parecen abrazarse con sus rayos. ¿Será porque se marcharon casi al mismo tiempo? A él lo mató la tristeza. Latidos y respiración me avisan de que cierre los ojos. Antes, dirijo la mirada hacia el centro. La estrella más radiante del firmamento me está esperando.
Ilusiones nocturnas
Sigo observando mi trocito de cielo. Pequeño y casi sin estrellas pero es mío y cuando un meteorito lo cruza ilumina todo el espacio. Imagino entonces que al desintegrarse suelta miles de partículas mágicas. Algunas me alcanzan haciéndome volar. Planeo por encima de los tejados, montes, lagos, ríos y mares. Llego a sentir incluso que me zambullo en alguno para refrescarme. Si, este pequeño firmamento que abarca mi ventana me produce enormes sensaciones. Lo malo es que al darse cuenta de que me paso las noches en vela me han recetado unas pastillas para dormir. No quiero tomarlas pero el carcelero me obliga.
Crisis
Sigo observando mi trocito de cielo. Así llamo a mi niña que duerme serena, arropada por su vieja mantita de estrellas, nubes y lunas. Aparto su flequillo mínimo para besarle la frente. Los dos sonreímos. Julio y Marta son un poco mayores, por eso no duermen todavía. Están de pie junto a su madre. Al abrazarlos mi cara se humedece con sus lágrimas. “No te vayas papi”, imploran. Me reincorporo mirando a los policías para que me dejen despedirme de mi mujer. Pongo en su mano un papelito que contiene una importante información. No se percatan. Después le susurro: “Ya no pasaréis más penurias ”.
Torcuato González Toval