Llevo toda la semana hablando de artesanas y de artesanías.
La cosa empezó cuando mi amiga Sonia me trajo un álbum precioso que ella ha elaborado totalmente a mano para venderlo. Sonia ha empleado su tiempo en hacerlo y tiempo y dinero en su formación para aprender a encuadernar, y mucho cariño para que el resultado sea perfecto.
Mi comadre es artesana. Diseña, piensa y elabora todas las cositas que vendemos en La Teta y Más. Cada Mei Tai, cada Bandolera, cada Cobertor, cada Nana.
Siempre me ha parecido importante que La Teta y Más ofrezca artesanías, porque es ofrecer cariño. Las cosas no se hacen en serie, sino que se hacen para una persona, para un bebé.
No sé mucho de álbumes, la verdad, por mucho que los de Sonia me encanten. Pero sí se un poco de portabebés. Los vendo y los uso. Sé lo que siente una madre cuando lleva a su hijo, y sé lo que se busca en un trapo para tenerlo cerquita.
Antes de que mi aventura con La Teta y Más fuera pública y notoria, como agente de una página web de renombre, yo vendía unos mei tais industriales. Por supuesto, la presentación estupenda, en su cajita y con sus instrucciones; con modelos fijos para que sepas a qué atenerte y puedas pedir sin demora entre los que hay.
Recuerdo que entonces no usaba meis; sólo usaba fulares. Así que aquellos portabebés en sus cajitas, me parecían perfectos, y a la gente parecían gustarles.
Fue entonces cuando quise probar yo. Aquellos eran un poco pequeños, y mi cachorra ya era grandecita; mi marido y yo somo king size, así que no me veía yo usando uno de aquellos mei tais. Por eso me puse en contacto con una artesana, con Noelia Sanguesa, de Yo coso cositas. Ella me cosió mi primer mei tai. Yo elegí la tela, le dije que éramos grandes y la nena ya ocupaba. En un par de semanas, tenía mi mei en casita. Yo sabía que Noelia lo había probado con su propio hijo. Sabía que le había puesto todo el cariño del mundo, así que me supo a gloria el estrenarlo. A ese siguió otro mei, tipo chinado.
Cuando mi comadre y yo hablamos de La Teta y Más, hablamos de hacer nuestras cosas. Yo no, por supuesto. Yo para eso soy torpe. Pero mi compañera, la “otra Raquel de La Teta”, cose muy bien. Hizo intentos, investigó, probó con su propio hijo, y yo con la mía, y me regaló nuestro tercer mei tai. A estos siguieron todas las demás creaciones de La Teta y Más, que lo son, en realidad, de Raquel “Masbuena”, como la llama mi hija pequeña.
¿Y por qué prefiero yo la obra de una artesana?
Porque en una cadena de producción, cada uno hace lo que le toca; porque lo más seguro es que no sepan lo que hacen, que les importe poco o nada lo que se va a hacer con ese trozo de tela; porque no entienden lo que significa para nosotros el llevar a nuestros hijos en brazos.
Las artesanas que se dedican a la confección de portabebés, saben lo que hacen. Han llevado a sus hijos en ellos. Saben lo que significa tenerlos a la altura de un beso; lo que es amamantarles en cualquier lugar. Cada puntada se hace con todo el amor del mundo, colocan a sus propios hijos en ellos para asegurarse de que los hijos de otra van a ser felices en el portabebé.
Nuestras artesanas se intentan ganar la vida ofreciendo, no sólo sus habilidades como costureras, sino una forma de hacer las cosas impensable para una cadena, y que garantiza que cada puntada se da donde debe darse, que las medidas son las adecuadas, y que ese portabebé es sólo y únicamente tuyo y de tu bebé.
Yo veo a mi comadre, cuando le digo que una mujer me ha llamado para encargar un mei tai. Su trabajo empieza apuntando cada cosa que nos dice la madre, y termina unos días más tarde cuando me lo entrega en la tienda, todavía apurando y mirando con lupa cada detalle: cada puntada, que no se vea el hilván, que no salga una pelusa, que todo sea perfecto, porque esa madre, no se merece menos.
Aún así, las artesanas se ven obligadas a recortar sus márgenes de beneficios para poder competir con otras cosas.
A mi me encantaría que viésemos el valor añadido de cada cosa hecha a mano, y no tratásemos de escaquearle ese valor a la mujer que ha estado una semana cosiendo para tengas el mejor mei tai, o la mejor bandolera o el mejor cobertor.
¿Te apuntas?