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Mis Amigos Artistas.
Publicado el 03 junio 2010 por MaestroansaldiRecuerdo con cariño el peor bar del mundo. Tenía yo pocos años y ya oficiaba de mozo en "Los Inmortales" pero, desgraciadamente necesitaba otro trabajo; afortunadamente todavía no existía la mousse de humo o el aire de lechuga. El bar se llamaba "Los Mondongueros" y quedaba en el pasaje Ciudadela en Constitución. Quizá alguien lo recuerda. Sufrí mucho aquel trabajo por cómo se mancilló el honor de todos los que trabajamos allí. Los dueños (dos robustos y roñosos hermanos) no nos daban ni comida ni bebida, entonces todos debíamos comprar nuestros alimentos en la rotiseria de Don Pepe. Un día después de comer la mitad de una pata-muslo con fritas y tirar los restos en una bolsa en el cordón de la vereda, un buen hombre que pasaba por allí con su destartalada bicicleta, se detuvo y comenzó a hurgar dentro de la bolsa. Olió lo que quedaba de la pata-muslo y de un rápido bocado dejó solo un minúsculo huesito. Luego comió las papas fritas sobrantes, se subió a su bicicleta y se fue. Yo estaba a dos metros de él, barriendo la vereda.
El nuevo cocinero es un infeliz. Desgraciada estirpe; hijos biológicos de padres profesionales de clase media y alta; hijos bobos de su padre putativo: El bachero.
Estos jóvenes y simpáticos macacos (los nuevos cocineros) aleccionados en las escuelas de cocina se quieren matar cuando, con suerte, comienzan a trabajar en un restaurante (la mayoría comienza en un bar haciendo tostados o en eventos haciendo panqueques 10 horas seguidas). En su nuevo estado como esclavo de un sapo deforme (su patrón) el nuevo cocinero se sorprende ante semejante infierno. Todo el tiempo cortándose y quemándose. Todo el tiempo parado y en una posición incomoda; es solo cuestión de días para que una incipiente joroba asomé desde su espalda. Peligros constantes que lo acechan. Pelará papas y... pelará papas, y en su tiempo libre (nulo) hará estupideces con caramelo. Ese es su solaz. El caramelo es el fetiche del nuevo cocinero. Pues que deberían juntarse en grupo y hacerlo en la peatonal, al lado de los que pintan lunas, pirámides y cascadas con aerosol y usan una mascara. Con el paso despiadado del tiempo estos ingenuos y cordiales amigos, estas esponjas ávidas de conocimiento, dejan de ser Jeckill para darle lugar, ya como jefe de brigada o como chef ejecutivo, a Mr. Hide, y nunca podrá despegarse esa violencia en sus acciones y esa mala leche adherida en su cuerpo tras tantos años de frituras. Por supuesto que estoy generalizando, pero después de dar la vuelta al mundo trabajando como mozo no he encontrado criaturas diferentes a las mencionadas y si existen serían one in a million.
Y recuerden cocinar comida, queridos. Pucha que creo con toda mi experiencia sobre mis hombros, que así serán felices. Cocinando comida. Los clientes no son exigentes. Yo mismo, el mejor mozo del mundo, he servido un flan con tenedor.Ellos comen cualquier cosa. Estoy completamente seguro que si Ferran Adria mete un pollo con papas dentro de una bolsa de residuos y lo presenta en un plato, todos ustedes exclamarían: Oh, What´s an artist!
Y como dijo Farias, se agradece la propina.