Revista Talentos
Durante el viaje a Salamanca, a pesar de la lluvia constante, hubo sintonía. Lo mismo ocurrió en Barcelona. Existía la verdad, el tiempo y la autenticidad. Fábula era un argumento. Un libro abierto que han dejado para que escribas el final.
Huelva no atrae. Existen elementos de falsedad que se vuelven desordenados. Iremos a Madrid, y allí el laberinto se descifrará.
Seremos Fábula. Seremos Fábula. El desorden es propio del orden y el desorden. Quiero matar al gato y se me escapa. Fábula.
No iremos a Huelva, las pretensiones son absurdas, como el recorrido que existe entre Lebrija y Trebujena.
Ambos, los dos, logramos todo o nada. Sócrates, Platón o el mismo dios. Sonríes. Llamas a la verdad por su nombre y a los falsos por lo que son: argumentos en busca de la mediocridad.
Mi hija no para de reír. El laberinto está a punto de ser descifrado. El pilón y el centro contradicen. ¡Panda de miserables!
(Se apagó la música en el bar. Ya no huele a ti en el salón.)