Te falta el aire, pero ¿quién lo necesita?
La felicidad, la esquiva meta, en un fin de semana.
Puedo decir sin temor que he respirado la alegría y la paz.
He encontrado el sentido de la vida en cada carcajada.
He sacado la lengua a los grandes filósofos y pensadores
y he huido de sus debates haciendo la croqueta.
He encontrado el mayor tesoro y al verlo he sonreído.
He vuelto a ser un niño por unos días.
He reído y he soñado como si no hubiera un mañana.
He vivido aventuras y cantado viejas canciones.
He dado gracias a Dios desde el Jardín del Edén.
He disfrutado siendo yo mismo.
Me he aceptado.
He viajado a Nunca Jamás y he aprendido a volar.
Gracias a ellos, mis amigos, es que conozco al fin el Cielo.
Son sus risas la banda sonora de la película de mi vida.
Sus palabras, directas y claras.
Discutir con ellos, embriagador.
Es estar a su lado poder ser quién soy.
Es saberme su amigo, saberme Vivo.
Te falta el aire, pero ¿quién lo necesita? Más vale morir de risa que vivir sin ella.