Este sábado pasado ejercí de investigadora (casera) en el aeropuerto San Pablo de Sevilla. Lo estudié, grabé, fotografié y apunté -junto con JJ en el papel de impagable Cámara- como no había hecho antes, siempre cuidándonos de los policías allí presentes que pudieran malinterpretar nuestro “seguimiento”, y es que el aeropuerto sevillano será parte protagonista en la narración de mi tercer libro, que ahora se encuentra en pleno desarrollo y por la página 71…
¡Y menos mal que se me ocurrió visitarlo! porque ha cambiado bastante desde la última vez que estuve allí -no hace demasiado-, y hubiera quedado un tanto obsoleta mi descripción a vista de memoria. Ahora me gusta un poco menos, ya que su visibilidad estética ha quedado muy reducida (reservada para quienes vuelan), y muchas de sus zonas claman una reforma sustancial. Los suelos, muy gastados, también piden una renovación y las tiendas, que tanto ambiente ofrecen, escasean en general. También me sigo preguntando hasta cuándo mantendrán en pie el antiguo aeropuerto, justo al lado y en plan fantasmal absoluto.
Os dejo algunas imágenes de la “Misión Tercer Libro” que mi querido Cámara y yo hemos protagonizado, por el buen transcurrir de la que será mi primera novela de ciencia-ficción, y cuyo título (ya decidido) no verá la luz (con suerte) hasta aproximadamente 2014. A quienes tienen algún interés en leerla, paciencia y -a cambio- todo mi cariño y agradecimiento.
Y un abrazo enorme a todos los que seguís ahí, me veis y me leéis…