Te extrañé hoy, de una manera enferma,
como yo nunca extraño.
Mientras se caían a pedazos las nubes, y el baño
bajo el agua caliente
también te extrañé,
como sólo extraña el tango;
con la poderosa tristeza del blues
o los ojitos tristes de los collas.
Como un moribundo amor,
agonizando de esperanzas,
te extrañé.
Y besé tu fantasma
y me apreté tu ropa en la cara.
Me hicieron falta
un cigarro y tu risa arlequina,
tus besos de cerveza
y una lucha cuerpo a cuerpo;
la luna colgada en la ventana de cuarto,
revolcarnos en el suelo
o encamarnos.
En resumidas cuentas,
te extraño.