Presenta dos zonas: la de playas (Mojácar Playa) y el propio pueblo, ubicado en una colina a unos 3 kilómetros de la costa.
Para visitar el pueblo, existen distintas zonas de aparcamiento al pie de este, así que lo más sencillo es dejar el coche en la zona baja y movernos andando.
Subiendo una leve pendiente, llegaremos a la Plaza nueva. Aquí hacemos la primera parada en su mirador. Tenemos frente a nosotros el asentamiento de Mojácar la vieja.
Si continuamos subiendo, accederemos a un segundo mirador, el del Castillo. Zona más elevada de la ciudad y desde donde divisaremos una impresionante panorámica de toda la costa y sus diferentes playas.
El pueblo en sí, es un conjunto de viviendas de fachadas blancas y poca altura, mezcolanza de estilo árabe-mediterráneo. Con un entramado de estrechas y adoquinas calles, flanqueadas por balcones adornados con geranios y buganvillas.
En su casco urbano destaca: su iglesia, su plaza, sus miradores, las fuentes y las puertas de la ciudad. Tampoco nos será indiferente, los variados comercios de artesanía, joyas o regalos y la diversidad de restaurantes.
Mojácar ha sabido convertirse en un centro turístico que sigue resguardando su espíritu tradicional.
Os dejo algunas imágenes. El resto en mi galería.