Montevideo no va a volver

Publicado el 15 febrero 2016 por Rocío @catpeoplees

Montevideo no va a volver pero quiero que vengas conmigo para que no se borre del todo y pasear por sus calles, conocer su gente, su comida y su cultura; y empezar justo hoy que hace dos años que tomamos ese vuelo. También que nos perdamos por el paisito, como lo llaman los uruguayos; que nos escapemos a playas desiertas y visitemos termas y lagos. Que a nuestro paso nos saluden gatos que se harán nuestros amigos mientras las vacas nos miran con sospecha.

Puede que sea un viaje largo y que nos tome varios días y charlas, paseando entre la memoria; pero pararemos, hablaremos del universo y miraremos hacia arriba, donde bailan las estrellas, esas otras estrellas que quizás no conoces porque no pueden verse desde donde estás ahora; y es que el cielo en el hemisferio sur es muy diferente al que vemos desde nuestro norte.

Perderse en Montevideo

Cuando cruzamos el Atlántico, ninguno de los dos sabía qué íbamos a hacer. Ni si era una locura marcharse así, sin billete de vuelta y sin un plan en la maleta. Creo que a todos les sorprendió que quisiera marcharme, pero ahora sé que, a veces, hace falta irse muy lejos para querer volver a estar cerca.

Aterrizamos en el Aeropuerto de Carrasco después de un viaje largo y trece horas de vuelo; un taxista muy amable esperaba a la salida con un cartel impreso en letras negras. Los uruguayos tienen fama de ser muy buenos anfitriones, aunque en ese momento no lo sabíamos. Lo cierto es que, entonces, sabíamos muy poco del país.

El día estaba algo gris y debía ser el final del verano. Aunque puede que, simplemente, haya cambiado el clima en mi recuerdo por uno que hace mejor juego con la ciudad y la memoria.

Al recorrer la carretera vi palmeras, perros que huían y casas desiguales, juntas y amontonadas, unas cerca de otras; de fondo el Mar de la Plata y, a un lado, calles sin aceras pero verdes. Luego, en la ciudad, bloques de pisos altos junto al paseo, el puerto y avenidas enormes. Cuando estábamos cerca de nuestro destino miré a las calles y me pareció que una ola de tristeza empujada por el viento había hecho llorar a los edificios que, con sus fachadas gastadas, trataban de sujetarse unos a otros.

¿Por qué Montevideo?

Fue la primera pregunta que nos hizo la ciudad y su gente; y la primera que no supe contestar muy bien porque no tenía una respuesta lógica o directa así que, casi siempre que la escuchaba, cambiaba de palabras. Por qué Montevideo fue una pregunta que me acompañó durante seis meses y a la que sólo el paso del tiempo le ha encontrado una respuesta.

A muchos uruguayos les extraña que, desde otra punta del mundo, a alguien se le ocurra siquiera hacerles una visita. Algunos de ellos piensan que todo lo que hay que ver está en Europa o en Norte América, lo viejo y lo nuevo, pero Uruguay tiene mucho de esencial, de quitar lo accesorio, de apreciar lo pequeño y por eso el país se te queda por dentro, aunque puede que tardes años en darte cuenta.

Hoy se me hace extraño pensar así en Uruguay y en Montevideo, con la materia del recuerdo, pero quiero compartirlo contigo para no olvidar y quedarme con lo bueno, con lo que viviría otra vez si pudiera descubrirlo de nuevo.

Espero que mi experiencia te sea útil si alguna vez piensas en volar allí. Y quién sabe, quizás allí encuentres tu sitio. Ya ha pasado: conocí a alguien que se enamoró de su gente, de sus playas y sus ciudades y ya no pudo volver.

Uruguay imprescindible: lo que no puedes olvidar si visitas el país

Montevideo básico en un fin de semana

Día 1: Sábado

Si sólo tienes dos días para disfrutar de Montevideo este sería mi plan.

Empieza el día en la Avenida 18 de Julio y empápate de las calles; escucha a su gente y observa sus tiendas; observa los edificios y párate en los letreros: sí muchos están pintados a mano.

Camina y camina hasta llegar a la Plaza de la Independencia.

Este señor que ves aquí montando a caballo tan ricamente es José Gervasio Artigas, un militar rioplatense que luchó por conseguir la independencia de Uruguay.  El monumento se ubicó en La Plaza de la Independencia porque esta plaza es el nexo entre la antigua y la nueva ciudad.

Sigue caminando, atraviesa la plaza y verás al fondo la Puerta de la Ciudadela, crúzala y recorre durante la mañana la Ciudad Vieja. Piérdete por sus calles.

Descubre los murales y graffitis que esconden sus muros. Este que ves arriba es uno de mis favoritos.

Si vas a Ciudad Vieja siempre es mejor hacerlo un sábado que un domingo; los domingos el casco histórico de la ciudad está desierto y más si ha pasado la hora de la comida. No encontrarás nada abierto y, a veces, puede ser un poco inseguro.

Para comer puedes elegir un lugar con encanto de los que puedes encontrar en Ciudad Vieja o ir hasta el Mercado del Puerto para tomar un asado; sí en Montevideo es típico ir al puerto y tomar carne; claro que esto tiene una fácil explicación: en Uruguay hay una media de cuatro vacas por habitante (si viajas al interior del país lo verás con tus propios ojos).

Por la tarde baja hasta las Ramblas y pasea por ellas hasta llegar a la playa de Pocitos; tardarás casi dos horas en caminarlas al completo pero es un paseo que merece la pena y te dará una perspectiva de la relación de la ciudad con el Río de la Plata. Una vez que llegues allí aprovecha para comprar unos 200 pesos uruguayos (5€ aprox.) de bizcochos (unos dulces pequeños y variados que te servirán en una bolsa de papel) y siéntate en un banco con un mate para ver atardecer; así vas a disfrutar de la verdadera felicidad uruguaya.

Por la noche puedes visitar el Planetario. Hacen charlas, conferencias y sesiones donde te explican cómo mirar las estrellas desde el hemisferio Sur. Con suerte sacarán un telescopio al patio y podrás observar algún planeta.

Día 2: Domingo

Comienza tu segundo día visitando la Feria de Tristán Narvaja, que se celebra los domingos. En Uruguay llaman ferias a los mercadillos así que esta feria es algo así como el Rastro de Madrid a lo montevideano; allí vas a ver puestos con objetos extravagantes, aunque también puedes comprar comida, libros, muebles… realmente allí puedes comprar de todo. Siempre es mejor comprar en las Ferias que en las tiendas porque el precio de la comida es mucho más económico que en los supermercados.

Luego coge un autobús y visita el jardín Botánico o el Parque Rodó; allí puedes alquilar un barco de pedales, ver aves, montar en atracciones e incluso comer churros rellenos con queso.

Si te gusta el fútbol quizás puedas hacer una escapada a Parque Batlle y visitar el Estadio Centenario. Para bien o para mal el fútbol está muy arraigado en la cultura uruguaya hasta el punto de que cuando hay partido se paraliza la ciudad y los servicios de transporte. Los uruguayos lo dan todo por su selección al grito de “¡Uruguay no más!”

Qué puedes ver en Uruguay para verlo todo

Si tu viaje es algo más largo que un fin de semana te recomendaría que no sólo visitaras Montevideo. Uruguay tiene mucho que ofrecerte y seguramente hay lugares que te gustarán mucho más que la ciudad. Dependiendo de la época del año yo visitaría la costa o el interior. Ten en cuenta que el verano allí es de diciembre a marzo y el invierno de junio a septiembre.

Para moverte tendrás que ir a la estación de Tres Cruces y desplazarte en autobús. No esperes ver trenes en Uruguay porque no hay un sistema ferroviario. Lo hubo cuando era colonia inglesa pero ya solo quedan algunas vías y señales tomadas por la naturaleza.

Otra opción práctica es alquilar un coche, te servirá con tu permiso de conducir europeo; yo lo hice para una escapada de cinco días y recorrimos de punta a punta el país a un precio bastante económico; eso sí durmiendo todos los días en el coche.

Si vas en verano (de diciembre a marzo) sin duda te gustará visitar la costa del este. Las playas del Atlántico uruguayo son azules e infinitas y casi vírgenes.

En concreto elegiría entre Punta del Este, La Paloma, Cabo Polonio o Punta del Diablo.

Si eliges esta última reserva unas horas y camina por Playa Grande hasta Santa Teresa.

No vas a olvidar la experiencia.

Si vas en invierno (de junio a septiembre) visita sí o sí Colonia; puede verse en un día y si tienes más tiempo aprovecha para cruzar a Buenos Aires (Argentina). Hay varios ferrys que cruzan el Río de la Plata y es una ciudad que también merece mucho la pena.

Si lo que te apetece es una escapada al interior para ver campo visita Villa Serrana.

Vas a encontrar tranquilidad… y muuuuuu-chas vacas.

Uruguay no tiene montañas pero merece la pena estar en contacto con su naturaleza.

Y ver estos paisajes.

Comer (y beber) en Uruguay

El asado

La gastronomía uruguaya por excelencia es a base de carne de vaca y si es en asado (barbacoa) mucho mejor. El asado uruguayo es mucho más que una comida. Yo diría que es todo un rito social. El asado típico uruguayo utiliza un parrillero a leña y aunque el nombre “asado” hace referencia a el costillar de la vaca cortado en tiras también se le llama asado al encuentro en sí; vamos como los cordobeses llamamos perol a irnos al campo a comer arroz o migas. Si te invitan a un asado ve haciendo hueco en el estómago, si no será imposible comértelo todo.

De todas formas, la gastronomía uruguaya no termina en la carne de vaca. También encontrarás en la comida de Uruguay mucha influencia europea, sobre todo de la comida italiana. Muchos uruguayos tienen ascendencia italiana por lo que hay también mucha tradición pizzera: las mozzarelas o la fainá son algo que echarás de menos cuando te vayas del país. Y también la hamburguesa uruguaya por excelencia: el chivito, que puedes tomar al pan o al plato.

El dulce de leche

Por otro lado a los uruguayos les encanta el dulce y más que nada el dulce de leche. El dulce de leche es una especie de leche condensada de color caramelo, muy dulce, que se elabora a partir de leche, azúcar y esencia de vainilla. Así que el dulce de leche  lo encontrarás en muchos de sus dulces típicos: como los bizcochos, la pasta flora (o pastafrola) o los alfajores.

Las bebidas típicas de Uruguay

Además del mate, que más que una bebida es el oxígeno de los uruguayos, la bebida alcohólica típica de Uruguay es la grappamiel. Mi favorito de todas es la Grappamiel Salerno; es una bebida muy dulce que se toma sola o con hielo; puede recordarte en algo al ron miel pero para mí no tiene comparación. Es un poco peligrosa porque al ser tan dulce no sueles notar el alcohol. Otra marca muy conocida y que también está deliciosa es la Grappamiel Vesubio.

No tan típico, pero que no podía faltar en Uruguay, es el licor de dulce de leche. El licor de dulce de leche es un licor cremoso que además puedes encontrar en muchas variantes: licor de dulce de leche al coco, licor de dulce de leche al chocolate, licor de dulce de leche a la menta o licor de dulce de leche al café entre otros.

Como me dejo muchas cosas por el camino a lo largo del año intentaré encontrar hueco para publicar entradas más detalladas y específicas sobre Uruguay con rutas, fotografías, e información de utilidad que me hubiera gustado encontrar antes de ir a vivir al país. Te dejo por hoy pero nos leemos pronto.