Revista Talentos
Soñé con un cuervo. Al despertar vi una guadaña apoyada en la silla de mi habitación. Quise huir pero, al encontrar una capa caída ante la puerta del baño, tuve curiosidad y asomé abriendo una rendija. Ella, desnuda, hermosa, sonreía y me hacía señas para que entrara. No pude resistirme.