Espero que tengais un ratillo libre porque estais ante una entrada muy larga...
Un resumen de mis navidades en Marruecos, fueron 10 días, acompañado por Javier Talegón. Recorrimos unos 1.900 km, identificamos 87 especies de aves (19 nuevas para mi y al menos 3 subespecies), 8 mamíferos y algunos hérpetos aún pendientes de identificar.
¡África a la vista!
Una vez subidos al ferry, saqué mis prismas y me puse a avistar aves marinas. Gaviotas patiamarrilas, sombrías y reidoras me entretuvieron las primeras millas. Luego apareció la primera gaviota tridáctila, el primer alcatraz y varios págalos grandes que nos acompañaron gran parte del crucero.
Págalo grande Stercorarius skua
El baile continuó: Más alcatraces, gaviotas tridáctilas, un alca, más págalos, alguna pardela balear/mediterránea y varios paiños ¿de Leach!!?
Paiño de Leach Oceanodroma leucorhoa
La guinda del pastel la pusieron unos chorros que delataron la presencia de al menos un Rorcual común Balaenoptera physalus
y un grupo de Calderones Globicephala melas
Una vez llegados a Tánger, pillamos billetes para un tren nocturno hacia Marrakech, el cual os recomiendo; pero, debeis coger "couchettes" que son literas. Así dormireis mientras viajais hacia el sur del país, más bello y menos "europeizado". Como el tren salía a las 21h., nos tomamos unos tés a la menta y recorrimos un poco la ciudad acosados por algunos marroquís que nos ofertaron de todo. Fue allí donde vimos nuestro primer leopardo...
Desgraciadamente, es común esta estampa en el país. En el local habia además dos cabezas de tigre, un meloncillo, varios cocodrilos, camaleones, etc.
Ya en Marrakech, avisté el primer Escribano sahariano, uno de los pájaros más comunes del país.
Escribano Sahariano Emberiza striolata sahari
Decidimos alquilar un coche y dirigir rumbo hacia el Atlas. Pero, no es así de fácil...Marruecos es uno de los paises con más siniestralidad en las carreteras del mundo. Durante todo el viaje fuimos adelantados en lineas continuas, curvas, cambios de rasante, etc.
Aún asi, regresamos sanos y salvos, aunque despues de varios sustos y volantazos.
Alejados de la ciudad, las aldeas nos delataban más acerca de la cultura bereber y nos dejaban estampas como esta.Por el camino, nos encontramos con un pájaro muy ruidoso y con un canto característico: el Bulbul naranjero. En navidades y ya estaba criando! Resultó ser una especie muy común durante todo el viaje.
Bulbul Naranjero Pycnonotus barbatus
Nos detuvimos en uno de los últimos pueblos antes del Atlas a comer un Tayín y fotografiar una colonia de Garcillas bueyeras que se hallaban en los nidos situados en un árbol en la misma carretera.
Garcilla bueyera Bubulcus ibis
Las cigüeñas Ciconia ciconia igualmente estaban emparejadas en el nido.
El camino tambien nos iba dejando otras instantáneas.
El Atlas estaba cada vez más cerca! Esta enorme Cordillera que se formó durante el Cenozoico a raiz de la colisión entre la placa Euroasiática y la placa Africana, recorre 2.400 km separando el océano Atlántico y el mar mediterráneo del desierto del Sáhara. De hecho, los montes arbolados del norte del Atlas contrastaron netamente con los paisajes áridos situados más al sur del sistema montañoso.
La fauna de montaña y roquedos tambien se hacia ver: collalbas negras, roqueros solitarios, colirrojos y chovas piquirrojas entre otras especies. Nosotros no dejábamos de escrutar el cielo atentos a la posible aparición del Quebrantahuesos.
Chova piquirroja Phyrrocorax phyrrocorax
Roquero solitario Monticola solitarius
La carretera serpenteante atravesaría a escasa distancia del Tizi-n-test (3080 msnm) tras dejar atras al pueblo de Asni y a nuestra izquierda al yabal Tubqal, el pico más alto de la cordillera y del norte de África con 4.167 msnm.
Os dejo con unas fotos que retratan la belleza de ese lugar.
.El paisaje se iba volviendo cada vez más forestal. En estas laderas de la alta cuenca del Nfiss, podemos observar una de las joyas botánicas de la región, el cipres del Atlas o ciprés marroquí (Cupressus atlántica), endémico de esta zona. Junto a los cipreses encontramos también una numerosa presencia de sabina negral (Juniperus phoenia), del enebro (Juniperus oxicedrus) y de encinas (Quercus ilex), que aparece siempre esporádicamente y nunca en gran número, a lo largo de toda la región. Merece también especial mención un arbusto endémico de esta región del Alto Atlas, asociado comunmente a los cipresales, que es la retama del Atlas (Retama dasycarpa), y que podemos observar incluso junto a las cunetas de la carretera.
Las casas, construidas en barro o en piedra, no tienen ningún tipo de impacto visual y se adaptan perfectamente al entorno. La vegetación de ribera está compuesta por chopos y almácigos (Pistacia atlántica)
Un cartel nos advirtió que desconocíamos la presencia de arruis en la zona (reservas de caza). Los ejemplares fotografiados en concreto estaban en el cercado de un centro de interpretación, aunque tímidos y detras de una pantalla de acacias. Pero tuvimos la suerte de observar uno con los prismas en la ladera opuesta en régimen de libertad. Pena de un teles!
ArruíAmmotragus lervia lervia
Antes de caer la noche, tuvimos la suerte de ver dos Ardillas morunas.
El atardecer nos dejaba unas preciosas instantáneas del yabal Tubqal. Es la única cima de Marruecos en la que es posible ver nieve casi todo el año.
La carretera que baja del Atlas hacia la costa se nos hizo tortuosa por el mal estado en el que se hallaba. Menos mal que no llovía! Aunque, un mochuelo nos alegró el viaje.
Esa noche dormimos en Taroudant; esta ciudad tiene la muralla de mayor recorrido y mejor conservada del país.
En el próximo post os contaré la estancia en el Parque Nacional Souss Massa, el más grande y visitado de Marruecos.
Espero os haya gustado.
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