La motivación se ha puesto de moda. Hace un tiempo nadie hablaba de este bicho raro, y ahora hay hasta talleres para fomentar la motivación intrínseca.
Y es que parece que hay bichos viejos a la vez nuevos conocidos que son la fórmula del éxito. Y no, no os voy a dar la receta mágica con la que conseguir un trabajo maravilloso, vuestro compañero o compañera ideal de vida, vuestra casa perfecta y tampoco vuestro acompañante felino, canino, roedor...nada de eso. La motivación, al igual que la paciencia y la perseverancia, son árboles que hay que saber guiar, para que vayan creciendo. Es difícil ser una persona que se motiva de forma natural y. Ojo, sin motivo, ahí está el hueso duro de roer ...¿cómo nos motivamos si parece que todo esté en nuestra contra? ¿ Si estoy pasando una mala época?. Por eso es la clave del éxito. El éxito para mí es no rendirse y aguantar los temporales como un/una campeón/a saliendo fortalecidx de ellos y aún encima contentxs y con energía para seguir. Casi nada eh! Energía para seguir, ¿cuántas veces hemos dicho "a la mierda, desisto" "estoy hasta las narices de hacer x y que no salga nunca", ya puede ser ganchillando (que adoro) o bien intentando encontrar trabajo o incluso procurando que la persona de la que estás enamorado/a te haga caso (hablaremos otro día de este tema...). Dejamos cosas importantes, que podrían resultar ser bonitas en el futuro, por falta de motivación. Escuche una vez que desde pequeñxs nos enseñan a que si hacemos algo o lo intentamos, tenemos una recompensa inmediata y al final interiorizamos que todo en la vida será así, intentare algo y lo conseguiré, así en un chasquido. Y claro, en nuestro camino hay muchas piedras antes de ese chasquido. Eso lo aprendemos después de muchas rachas de frustración, desmotivacion, falta de paciencia...e incluso no aprendemos, porque si algo está claro es que cambiar algo (y más si viene de la infancia) es complicado, que no imposible.
Y después de estos párrafos, diréis, bueno ¿y por qué es la clave del éxito? Pues bien, pongamos que un chico llamado Lucas se pasa toda la vida buscando una canica verde. De pequeño, consiguió unas canicas con poco esfuerzo y piensa que al haber crecido podrá también con esa verde. Así que lo intenta. Pasa un tiempo y después de muchos tropiezos, Lucas piensa que su vida así no tiene mucho sentido y cae en un periodo depresivo, nada lo mueve a seguir y se hunde y hunde y hunde...el cuento de Lucas no tiene fin, porque la tristeza humana tampoco lo tiene. Sin embargo si Lucas, aunque de pequeño consiguiera las cosas fácilmente, observa (o le enseñan) que de mayor va a hacer falta algo más y trabaja en ese algo más, la motivación, se dirá, "vale, no he encontrado la camica verde, pero he encontrado una granate, otra azul y aquellas maravillosa canica roja". Es decir, debemos sacar lo positivo de cada cosa aunque sea con fórceps. Ahí reside la motivación, utilizar cualquier cosilla para poder seguir tirando del hilo. Y pasaran dos cosas, viviremos con más ilusión y resulta que buscando una cosa encontraremos otras mil buenas, mente abierta, eso sí.
Esto de sacar las cosas buenas de cada episodio de nuestra vida o incluso de cada día, es difícil. Cuesta. Pero yo por ejemplo, cuando llegó a casa y me voy a dormir, suelo repasar mi día y ahí aprovecho para recordar aquellas cosas buenas y así poder levantarme con energía al día siguiente.
Estamos vivos, pues ya que nos han puesto en el camino, recorramos el camino lo mejor posible, aprendamos, hagámonos con aliados como la motivación, la paciencia y la perseverancia e inflémonos de buenas sensaciones y de cosas bonitas porque de esa manera, tarde más o menos, todas las canicas llegaran. Sonriendo, vista al frente y despacio.