Como si de una pregonada mula roma se tratara, ‘en sintiendo’ los aparejos de una nueva temporada ha empezado a soltar coces a todo lo que se mueve. Y ha bastado para ello un simple partido de pretemporada. ¿Y a quién le ha tirado las patas por alto? Pues a dos de sus más conspicuas obsesiones negativas: a los canteranos madridistas y a los españoles en general. Se podría decir que es consciente de que nunca superará dos realidades innegables, y eso le ha ocasionado dos complejos de inferioridad tan enormes como el hermoso Mar de la Paja del lisboeta estuario del Tajo.
La primera realidad es que la cantera madridista siempre ha dado y dará excelentes futbolistas que regularmente han sabido aprovechar los buenos entrenadores que ha tenido el Real Madrid a lo largo de su centenaria y gloriosa historia. Y su obsesivo complejo es saber la propia incapacidad para jugársela con futbolistas sin contrastada experiencia por mucha calidad que atesoren. Pero se tapa con una generalización perogrullesca diciendo que “este resultado – por el partido perdido contra el Benfica- va para los iluminados que creen que todos los canteranos sirven para jugar en el primer equipo”. Ningún ‘iluminado’ que crea racionalmente en la cantera podría asegurar nunca eso, cabría contestarle. Pero sí valen aquellos que un entrenador perspicaz y realmente bueno atisbe que tiene los cimientos técnicos, físicos y personales suficientes, a poco, claro, que el numeroso cuerpo técnico que tiene a su disposición el entrenador del Real, y él mismo, le dediquen la atención necesaria en estos casos. Por hablar de ejemplos recientes, con Mourinho nunca hubieran salido ni triunfado los Chendo, Camacho, Sanchís, Michel, Butragueño, Martín Vázquez, Raúl, Guti o Casillas, en los que otros técnicos como Di Stéfano, Amancio, Valdano o Del Bosque y algunos más, sí supieron ver pasándoles directamente de las categorías inferiores al primer equipo sin adquirir experiencia previa en otros lugares.
Y nombrándole otra ‘bicha’, podemos asegurar, también, que él no hubiera tenido lo que hay que tener como Guardiola tuvo para largar a figuras como Ronaldinho, Deco, oEto’o,en un Barsa que con ellos había ganado una Copa de Europa y alguna liga,para dar los galones a Xavi, Iniesta, a un tal Messi que aún no había ganado nada; a Busquet, Pedrito o Piqué y hacer con ellos la base de un equipo canterano campeón que ya está en la historia como el referente de una época.
La segunda realidad que no superará nunca, sólo explicable desde la mediocre personalidad de un resentido- no sabemos por qué-, es el triunfo a todos los niveles del fútbol nacional español. Por ello afirmó a los periodistas españoles tras el referido partido “que si pensáis que el 5 a 2 es una tragedia para vosotros, españoles, y una fiesta portuguesa, es vuestro problema”. ¿Qué tendrá que ver España con que el Madrid sea goleado en un amistoso? Pues eso, que al egocéntrico luso le traiciona el subconsciente y en el fondo lo que le fastidia, con ‘j’, es interiorizar que nunca alcanzarán ni él como técnico ni su país como selección los triunfos de nuestros entrenadores y nuestros diferentes equipos nacionales con la absoluta a la cabeza.
Pero no tuvo ni un segundo para reconocer el gran estado de forma del murciano Javi García, canterano madridista desechado por él con el consentimiento de su jefe, Sr. Pérez, que es un ídolo para la afición del Benfica y no tiene nada que envidiar sino que mejora a varios de los mercenarios fichajes que se han hecho en el Madrid en los dos últimos años. A Rodrigo, otro canterano que largó, no pudo verle porque está con España en los Juegos. ¡Ah! y al que había que aplaudir previamente era a Coentrao; después, sobre Callejón que hizo dos goles ni media palabra.
Es decir, pierde el Madrid y la culpa es de los cuatro canteranos que jugaron; ¡toma ya motivación! Y a los españoles, en general, que les vayan dando, porque el Madrid es suyo y… ¿de su presidente?
Veremos qué pasa esta temporada con el valido de D. Florentino si ya desbarra así y aún no hemos empezado. ¡Uff!
De momento anda el hombre ocupado en ver cómo le pone una sombrilla a Arbeloa trayendo a algún veterano de su cuerda, y a un media punta extranjero para impedir el paso a los de abajo. Porque lo de Morata es pura cosmética. Al tiempo.