Me he visto con mi ruso... bajó de su Estación espacial... no le quieren dar su pasaporte porque es un extraterrestre con lengua de trapo, cosas del vodka. Bueno, eso y que la Nasa ha puesto precio a su cabeza. Le han desmantelado como chatarra y sin embargo temen que pueda rehabilitarse fuera de la madre patria.
Se empeña en vernos pero tengo que entrar en su país como una turista porque me vigilarán, siempre vigilan respondí, por eso, es mejor coger una oferta turística en grupo y vuelo de bajo coste, que por ¡narices! tenía que estar 4 de los 8 días en la Venecia del Norte, la que está bañada por el helado río Neva, en inglés St Petersbourg, así me voy aclimatando a las ráfagas de frío siberiano, porque al vodka ya lo estoy.
Hay un pequeño problemilla, no hablo ruso y no he tenido tiempo de preparar mis conocidas tarjetitas, las habría hecho en un rojo precioso. No las necesitaría si fuera de la mano de mi Boris. O sí, dependería de la hora del día, porque en la Estación recién levantado no, pero pasado el mediodía, todos le entendíamos su dialecto vodkiano, creo que es porque es un lenguaje universal, si no me creéis, ¡probadlo!
Primer día en la ciudad, por la mañana camino del Buffet me devuelven mi visado o fui visada por el recepcionista, no sé... es cuestión de perspectiva, la Nevsky desde luego, esta ciudad está regida por la Nevsky, sin dudas, se observa en la disposición de todos sus palacios y más palacios, el de Anichkov, Belozersky, Eliseev, el de Invierno que ahora es el Museo del Hermitage y, desde sus 5 edificios contemplo el río Neva tan helado que se me encogió el alma, y me dio por pensar... ¿y si Boris no me estuviese esperando? Me entró pánico y saqué mi móvil del bolsillo trasero del pantalón de pana que llevaba ajustado por los pantis térmicos. Toqué suavemente la tecla abreviada y la voz de mi ruso me calmó...
El autobús nos paró justo delante de la impresionante estatua de Pedro el Grande, frente a los edificios del Senado, del Conservatorio y del Teatro Mariinsky. Aquí casi todo termina en sky... recordé el chiste de mi ruso el primer día cuando todos llegamos a su Estación, se presentó con su lengua de trapo, ya era más de media mañana, y nos dijo: soy el capitán Borisky, no lo pillé hasta que no me pilló él a mí varia veces y tuvo tiempo de explicármelo. ¡Qué dolor de cabeza, otra vez!, era como si oyera los cañonazos del Acorazado "Aurora" marcando el inicio de la Revolución Rusa, pero no era 25 de octubre, ni estábamos en 1917... ¡necesitaba un trago!... me puse en marcha hacia un barrio más bolchevique, desde luego... para escuchar la voz de mi ruso, saqué mi móvil y toqué su tecla... y me sentí como el hada de azúcar de ciruela...
Cuarto día en la capital, me esperaba en la estación mi Boris. Qué cómo fue el reencuentro, pues fue especial. (CONTINUARÁ)
P.D.: "Los reencuentros, ¿por qué son tan especiales?"
Otra P.D. con mucho ♥♥♥♥: "¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!"
•♪ღ♪*•.¸¸¸.•*¨¨*•.¸¸¸.•*•♪ღ♪•*
♪ღ♪░░░F e l i z░░░D í a░░░♪ღ♪*•♪ღ♪*•.¸¸¸.•*¨¨*•.¸¸¸.•*•♪ღ♪•*