Revista Literatura
Mudos
Publicado el 20 mayo 2012 por HumbertodibFue acercándose en puntas de pie, como si no quisiera despertarme, pero yo no estaba dormido, y él lo sabía. Se inclinó sobre mí, me abrazó con mucha ternura y luego comenzó a hablar en voz baja.-Nico, quiero que sepas que siempre fuiste lo más importante de mi vida. Nunca antes me animé a decírtelo porque me lo impedía ese estúpido pudor que nos deja mudos cuando queremos decirle algo cariñoso a otro hombre, aunque ese otro hombre, como en este caso, sea mi propio hijo… Si sólo pudieras escucharme.
Claro que lo escuchaba. Entonces tuve ganas de abrazarlo y llorar, de decirle que era un gran padre y que también lo amaba, pero era tarde, hacía varias horas que el frío de la muerte había sellado mis labios.