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Muere la
poesía, muere el sentimiento.
Muere el
amor.
Muere la
poesía; el alma.
Muere la
palabra; la rima.
Y con ella,
muere el poeta.
Y su pluma
se desangra.
Muere el
sentimiento puesto en cada línea,
en casa
verso.
Muere la
poesía como murió el laúd,
como murió la
lira.
Bécquer,
Neruda o Lorca, terminaran siendo olvidados.
Los poetas
de antaño, solo serán calles y avenidas.
Pero, sabed
que algún día
un niño, con
lágrimas en los ojos, nos preguntara:
¿Quién mató
la poesía?