Revista Diario

¿Muertes casi literarias?

Publicado el 06 noviembre 2010 por Gabrielaamar
¿Muertes casi literarias?
En El Espectador del viernes 5 de noviembre, Ana M. Cano recordaba a Fernando Garavito y María Mercedes Carranza y decía que “ambos murieron en circunstancias casi literarias”. Me quedé pensando en esa frase. ¿Hay muertes más literarias que otras? ¿Qué le da a una muerte un carácter o un rasgo más literario? ¿El hecho en sí mismo, su mitología (con respecto al suicidio), su aspecto “inesperado” (accidente de carros)? ¿Es más literaria la muerte de John Lennon (quien cumple dentro de poco 30 años de “ido”) que la de una anónima en un paraje del desierto de Sonora? ¿Qué hace una muerte más literaria que otra? ¿El modus operandi? Creo que lo literario es algo que irrumpe en el ambiente, algo que transforma la “realidad” según suele ser contada en nuestra cotidianidad. Para mí todas las muertes son literarias (al igual que todas las vidas). Incluso las vidas que parecen más “minúsculas” son únicas también. La celebridad no es condición sine qua non de “excepcionalidad”. Aparte de Garavito (a quién siempre admiré por su coraje y pluma irreverente), decenas de seres no-célebres murieron esta semana en Bogotá, (basta sólo con observar los avisos fúnebres de los periódicos o pasar desprevenidamente por una Funeraria). Unos más conocidos que otros. Unos más acompañados que otros. Unos más sosegados que otros. Si nos fuera dado presenciar las últimas horas de cada una de esas vidas, podríamos escribir páginas y páginas de ficción a través de ese dejar-la-vida de propios y extraños. Y entonces la literatura, o el arte, potenciaría algo de esos seres extintos.
Esas vidas de seres más o menos “anónimos” tienen también aires literarios (para no hablar de los rituales funerarios, que en cada caso, tienen su singularidad, más allá de las convenciones sociales). Esas vidas tenían mucho para decirnos (o para callar también). El asunto es que sólo podemos acceder a esos seres a través del medium de la escritura, a través del relato de un escritor. Y por eso, muchas de esas historias se esfumarán irremediablemente, si alguien no las hace resonar de alguna manera. En todo caso, para mí no hay muertes ni vidas más “literarias” que otras. Yo diría más bien algo así (parafraseando a Cortázar) como “todas las muertes, la muerte”.
Pensé también en Tolstoi (de quien se cumple este año el centenario de su “literaria”, y diría yo, cinematográfica, muerte) y en su novela “La muerte de Ivan Ilitch”, donde la muerte es una “forma de vida”.
Gabriela Amar
Bogotá

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