Este mes todas las mujeres celebramos una fecha especial. Y si bien es cierto todas nos aunamos al saludo simultaneo por el día de la mujer (8 de marzo), realmente ¿cuantas sabemos por qué nos saludamos? o ¿Qué conmemoramos?
Para conocimiento general, marzo históricamente es una fecha importante para las mujeres. Y aunque existen muchas historias sobre cómo es que el 8 de marzo se convirtió en una fecha importante para nosotras, yo solo voy a decir que es con la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebrada en el año 1977 que recién se proclama al 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Como puedes ver recién desde el siglo XX (aquísito nomás) se decidió que el mundo entero conmemore la lucha de las mujeres, no solo por derechos de igualdad de generó sino igualdad de derechos y oportunidades que en todos los campos (político, económico, religioso, personal) nos merecemos como individuos dentro de la sociedad que vivimos.
Y tú dirás ¿personal? Y yo te digo sí personal. Estoy segura que las diferencias que existen en los demás campos los tienes claros, pero del personal no te acuerdas hasta que te sucede, hasta que tú decisión detona el “problema”. Porque aún en estos tiempos muchas mujeres todavía debemos, en algunos casos, decidir si trabajar o ser mamás. Y tú te preguntarás como y donde sucede esto? Simple en todas partes donde la decisión personal de un embarazo ha sido materia de dudas del empleador sobre la eficiencia y productividad de la mujer que trabaja para él. Debes saber de una amiga, de una hermana o de alguna conocida que tuvo que apoyarse en la Ley para mantener el trabajo (y eso no debería ser!). O que simplemente para no hacerse más problemas la “renunciaron” (termino últimamente muy usado para terminar a la bueno el vínculo laboral) y tuvo que dejar el trabajo porque esa decisión es personal. Una no va a preguntarle a su empleador si estará bien hacerlo. Y eso todavía pasa. Y todavía pasa en estos tiempos.
Este mes se ha publicado una norma que aumenta de 90 a 98 días el descanso post natal. Y hay algo importante en términos legales que nadie comprende, pese a que parece bueno, y que para mí es importante decirlo hoy, no es la cantidad de días libres que le den a una mujer para el pre y post parto lo que hará una diferencia (aquí ya me odian mis amigas mujeres!). Sino la necesidad de involucrar al padre de ese hijo en esos periodos de descanso igualitario. Es que el hombre (padre) y la mujer (madre) sean iguales en ese momento en que la pareja decide ampliar la familia (tener un hijo) y que el empleador comprenda que contratar una mujer o contratar un hombre en periodo de fertilidad le va a implicar lo mismo en costo o beneficio.
Sé que en este punto muchas dirán que las mujeres no necesitan de un empleador, porque pueden generarse dinero solas. Y yo diré, sí es cierto, pero esa es una decisión que todas deberíamos poder tomar solas y no con una espada Damocles puesta sobre nuestras cabezas que de alguna manera condena nuestra decisión de ejercer el derecho con el que la naturaleza nos bendice a todas las mujeres. Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo? (Emma Watson: Mensaje Naciones Unidas-2014)
Que todos los días sean 08 de Marzo!