En estos tiempos tan interesantes ocurren cosas verdaderamente sorprendentes que damos por hecho sin percatarnos de lo que en realidad revelan. Ya hace tiempo comenté en un antiguo blog unas declaraciones de Victoria Beckham en las que aseguraba que le haría mucha ilusión tener una hija. Hasta ahí, la noticia no tendría ninguna relevancia puesto que la buena señora tiene tres hijos varones y no hay nada de particular en el hecho de deseara tener una niña. Sin embargo Victoria añadía a continuación que la razón por la que quería tener una hija era para que heredara su ropa y la imitase en el futuro. Aquí es donde a uno se le ponen los ojos a cuadros ante tanta superficialidad.Nuestros periódicos están plagados de noticias de una frivolidad incomprensible en un mundo en el que la mayoría están pasando dificultades. La semana pasada se aseguraron los pulgares de Fernando Alonso por diez millones de euros y, aunque el muchacho no deja de parecerme un gran deportista, no creo que su vida sea per se más valiosa que la de cualquier otro. Sin embargo, nosotros hemos aprendido a no darle importancia y a ver este hecho como normal.Esta sociedad ha ido creando una especie de mundo paralelo en el que unos cuantos elegidos gozan de un edén en la tierra a años luz de la existencia de los que nos consideramos normales. No entendemos la reacción de Victoria Beckham porque ella no vive en nuestra realidad sino en un mundo cuyas cifras no podemos siquiera imaginar en nuestra cabeza. Por su parte, para ella sería totalmente incomprensible cualquier razonamiento que pudiéramos hacer acerca de los motivos por los que a nosotros nos gustaría tener una hija.Son los super, los elegidos, tratados con toda la fuerza de los avances médicos que hacen de esa raza una especie diferente con todas las perfecciones estéticas y la selección genética, si fuera preciso, para concebir vástagos con talentos especiales capaces de dominar el mundo.Vivimos convencidos de que compartimos una misma existencia , pero en realidad nos debemos a paradigmas diferentes y estamos abocados a no encontrarnos. Aunque a mí me enseñaron que las líneas paralelas se llegan a tocar, allá, en el infinito.
Mundos paralelos
Publicado el 29 abril 2010 por AliciaEn estos tiempos tan interesantes ocurren cosas verdaderamente sorprendentes que damos por hecho sin percatarnos de lo que en realidad revelan. Ya hace tiempo comenté en un antiguo blog unas declaraciones de Victoria Beckham en las que aseguraba que le haría mucha ilusión tener una hija. Hasta ahí, la noticia no tendría ninguna relevancia puesto que la buena señora tiene tres hijos varones y no hay nada de particular en el hecho de deseara tener una niña. Sin embargo Victoria añadía a continuación que la razón por la que quería tener una hija era para que heredara su ropa y la imitase en el futuro. Aquí es donde a uno se le ponen los ojos a cuadros ante tanta superficialidad.Nuestros periódicos están plagados de noticias de una frivolidad incomprensible en un mundo en el que la mayoría están pasando dificultades. La semana pasada se aseguraron los pulgares de Fernando Alonso por diez millones de euros y, aunque el muchacho no deja de parecerme un gran deportista, no creo que su vida sea per se más valiosa que la de cualquier otro. Sin embargo, nosotros hemos aprendido a no darle importancia y a ver este hecho como normal.Esta sociedad ha ido creando una especie de mundo paralelo en el que unos cuantos elegidos gozan de un edén en la tierra a años luz de la existencia de los que nos consideramos normales. No entendemos la reacción de Victoria Beckham porque ella no vive en nuestra realidad sino en un mundo cuyas cifras no podemos siquiera imaginar en nuestra cabeza. Por su parte, para ella sería totalmente incomprensible cualquier razonamiento que pudiéramos hacer acerca de los motivos por los que a nosotros nos gustaría tener una hija.Son los super, los elegidos, tratados con toda la fuerza de los avances médicos que hacen de esa raza una especie diferente con todas las perfecciones estéticas y la selección genética, si fuera preciso, para concebir vástagos con talentos especiales capaces de dominar el mundo.Vivimos convencidos de que compartimos una misma existencia , pero en realidad nos debemos a paradigmas diferentes y estamos abocados a no encontrarnos. Aunque a mí me enseñaron que las líneas paralelas se llegan a tocar, allá, en el infinito.