Sigue…
Pero la vida exige que seamos capaces de confiar en ella y apostemos por la felicidad, cueste lo que cueste! Y eso implica casi siempre ser capaces de olvidarnos de todo lo que hemos sido hasta entonces y de lo que tenemos aquí en este mundo nuestro! Cuando uno es capaz de desnudar su Alma y descubrir lo auténtico que hay en ella, está empezando a ser feliz por el mero hecho de tener el valor de hacerlo! Atrás quedan los objetivos, los bienes que nos brindan confort y seguridad, además de la simpatía de los demás, el mundo que nos rodea! Al fin y al cabo este mundo está hecho de infelices y la suma de infelicidades no crea más felicidad!
Así, en este mundo nuestro y loco, es difícil llegar a ser feliz, a pesar de que es algo que todos buscamos… solo en el exterior! Regalamos, exigimos y compartimos felicidad, sin tenerla nosotros primero… y no se puede dar algo que uno no tiene para él! Así son nuestras relaciones humanas, llenas de infelicidad, por tanto precarias, imperfectas y muchas veces insanas y/o tóxicas! La vida nos pone frente a nosotros nuestra propia infelicidad… pero para que la superemos y apostemos por la siempre posible felicidad, esa que todos merecemos y hemos nacido para alcanzar! Y para ello, la vida nos regala momentos para despertar, aunque sean situaciones difíciles, adversidades, circunstancias que desearíamos evitar! Pero no tienen otro fin que ayudarnos a despertar!
Despertar en nuestro mundo nos es fácil! Los demás -incluso los que afirman querernos- no nos ponen fácil ese despertar! ¿Mal de muchos, consuelo de tontos, quizás? Pero el hecho es que ese mundo que nos rodea tiene miedo ante las personas que despiertan, porque se convierten en personas non gratas, incómodas y a las que cuesta entender y aceptar! Esos seres raros o especiales que tienen el singular privilegio de ser como son y vivirlo así dan miedo… a los demás! Porque tras ese miedo está su propia incapacidad de luchar por su felicidad, esa que siempre y todos hemos soñado! ¿Qué mueve a esas personas valientes para que sean capaces de ser felices, desoyendo a los demás y aprendiendo cada día a no renunciar a su felicidad? ¿Son santos o privilegiados prohombres… o simplemente son personas valientes e íntegras que quieren aprender a vivir la vida, de verdad? De entrada, te diré que no son esos seres que se autodefinen como iluminados, gurús o maestros de los demás! Cada uno es maestro de su propia vida…
Seguirá…
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