Revista Talentos

Munro oscuro

Publicado el 16 marzo 2016 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro
Munro oscuro

El asesino sonrió aliviado, Juliana descansaba para siempre. El impulso satisfecho, llegó el tiempo del arrepentimiento. La abrazó un poco y durmió junto a ella para partir con el ardor de la mañana.
Cuando Stone llegó a la escena del crimen, se encontró con un par de agentes aburridos,  matizaban la espera con sandwiches de miga.
-El tipo ya confesó. No hay nada para hacer acá.
Un muchacho con los dientes rotos y signos inequívocos de golpiza, asentía sentado en la cama donde el cuerpo comenzaba a largar olor. El detective pasó el dedo por una mesa polvorienta.
-  Mandense a mudar y suelten a ese estùpido.
La escena del crimen: Una habitación desordenada, tal vez por los mismos policías, cremas varias que delataban que la víctima sufría de piel seca, algunos pelos sobre las sábanas mezclados con los de un perro sin raza que tenía sus días contados. Un disco de Black Sabbath, media empanada de carne dulce y un boleto del ferrocarril Belgrano de Munro a Retiro.
Se apropió de unos cigarrillos mentolados que habìan sido perdonados por los dos oficiales.Fue directo al bar, Lucy tiene los pechos turgentes, le hacen bien.
-Otro crimen marginal.
-Trabajar sin que esperen resultado no es muy estimulante
-Si fueras un poco más optimista  podrías haberme invitado a salir.
-Soy optimista, busco algo mejor.
-Los detectives y su imaginación...
Un tipo se le sentó al lado, usaba una remera de rock aunque ya no tenía pelo. Pidió un Whisky nacional y prendió un cigarrillo, su presencia era un insulto al buen gusto de los parroquianos. El lo sabia.   
-¿Conoce a Juliana?
-Conozco a muchas Julianas, ninguna en profundidad, usted sabe.
-¿Por qué fuma mentolados?
-¿Es policía?
-Exacto
-Porque se me canta.
El tipo apagó el cigarro y durmió de un golpe al detective.  Dejó el bar, no sin antes terminar el trago. Entre canciones de Johnny Cash, Stone durmió  hasta el mediodìa. Lucy lo despertó con una hamburguesa, comió  rápido y salió a buscar respuestas.
Un periodista pecoso y oloriento le trabó el paso, comenzó preguntando por novedades en el caso de Juliana, sin obtener respuesta intentó vender medias, ante la negativa comenzó a desesperarse,  pidió un cigarrillo y  unas monedas, los periodistas son personas despreciables, Stone le largo un par de mentolados.
-Puede dejarme su teléfono, por si tiene novedades, necesito algo que ponga comida en mi mesa.
-No lo recuerdo
-No mienta más, puedo ver la tarjeta saliendo de su campera
En efecto el marginal del bar había depositado un papelito en el bolsillo alto. Stone se sacó de encima al periodista y se dirigió a la dirección que indicaba la tarjeta. El lugar se llama  Magnolia, es nuevo, un estilo de decoración similar al de un microondas. Dos muchachas teclean la computadora como autómatas. Señalan una oficina casi sin levantar la vista. Rosemary es una morocha bellìsima y tetona, tiene un vestido negro.
-Lo esperaba. ¿Sabe quien soy verdad?
El detective encogió sus hombros y se arrugó como pasa de uva.
-Podemos ser buenos amigos. Tengo un trabajo para usted. Mi marido, vuelve a casa con perfumes desconocidos para mì, nuevas amantes, jòvenes tal vez.
Stone sabìa que un trabajo extra no vendrìa mal. No importa cómo lo conoció esta mujer, el hambre no distingue patrones.
-Cuénteme.
- No sé demasiado. El se acostaba con dos mujeres, su secretaria y su dentista. Ninguna de las dos usa ese perfume.
-Dìgame màs.
-Lo amo.
La mujer lloró sobre el pecho de Stone con la vehemencia de los que tienen el corazón roto. El recio detective sintió los pechos de la dama, su respiración agitada, casi que hubiera realizado el trabajo gratis, esa es la ventaja de la hermosura.
Los baños de la estación de Munro son amplios, la información es barata. Stone decidió pasar por allí en busca de información sobre el asesino de Juliana antes de buscar al marido de la Rosemary. La morocha se había fijado en su mente, tal vez el amor comienza así, alejando nuestros pensamientos más urgentes, reemplazandolos, volviéndonos idiotas. Un hombre con campera, gorro de lana y manos curtidas habló a cambio de unas bolas de fraile.
- Ella es una prostituta
-¿Quien?
-La que busca, todas son iguales.
-¿El tipo como es?
-Traicionero
-¿Como?
-Quiere pagar lo que consume, no divide la cuenta en partes iguales.-¿De su mujer sabe algo?
-De mi mujer no hablo.
El hombre echó a correr riendo, se subió al galope al estribo del  tren de las 10 45. Sin saberlo, Stone había tenido el primer contacto con el marido de Rosemary. El próximo objetivo era la puta y las putas en Munro están escondidas para el que no sabe ver, pero Stone, hombre con poca suerte en el amor, era un especialista. LLegó a un chalecito prolijo, un morocho lo atendió a desgano
-¿Que desea?.
-Busco una mujer
-A esta hora hay 2 o 3, espere un poco y llegan las demás. Quiere una cerveza.
-Estoy apurado. Lo que sea estará bien. ¿Tiene mate?
Una morocha muy alta y bella, con lencería barata se tomó el primer mate, algo lavado.
-Se porque estas acá, no sé nada
.-Si sabes porque estoy acá entonces sabes algo
-Juliana era una compañera más. Poco profesional, buscaba relaciones, así terminó. Un tipo venía a verla seguido, se veía normal, gel, aliento a cerveza, perfume de pino. A veces él sólo lloraba o traía regalos. Creo que no era su única amante, a veces le regalaba cosas de un talle inapropiado.
La mujer dejó de hablar. Stone se quedó sin dinero y la cosa se puso tensa. El periodista pecoso entró a la habitación, le dió un beso al mate y a la puta.
-Los caminos no bifurcan. Tranquilo, no lo voy a pedir nada, vea todo el dinero que gané.
-La suerte lo acompaña.
La puta se fue acercando al hombre horrible.
-Saqué una nota ganadora. El robo de la terminal del colectivo 41. Millones de pesos en monedas sin tirar un tiro, todos borrachos y desnudos.Nadie dice recordar casi nada, tal vez pesque algo por ahí usted también.
Stone creyó que con dos trabajos ya estaba bien comido, pero su olfato de viejo perro que mea donde no debe, lo llevó a la terminal del 41. Un enano con camisa celeste le miraba el culo a una chica de 14 años. El enano se bajó los anteojos negros y le habló a Stone.
-Terrible, terrible.
-Pensé que había sido un robo sin violencia.
-Ah sí, eso sí, perdón. Pensé que estábamos en la misma sintonía.
El enano guiño el ojo y se mojó las cejas con saliva.
-El mundo está lleno de minas pero todas cogen con otro
-¿Sabe algo del robo o habla de mujeres nomás?
-Es que es lo mismo, hombre. ¿No lo ve?
-La verdad que no.
-¿Quién cree que puede haber robado a colectiveros sin tirar un tiro?
-¿Recuerda algo?
-Yo no estaba pero me contaron algunas cosas, vagas, pero cosas al fin. La mina era tetona y con un vestido negro, las otras dos no estaban a la altura pero cuando hay hambre no hay pan duro.   
Stone no necesitó escuchar más. Volvió al bar de Lucy. Apareció el hombre de la tarjeta, esta vez tenía una remera de la Naranja Mecánica.
-¿Avanzó?
-Algo no me cierra. Es todo demasiado obvio. Rosemary mató a Juliana, una prostituta que se enamoró de su marido, el enamoramiento era recíproco y Rosemary temía por la posibilidad de perder a un marido que sabía muy bien cómo guardar los secretos de su mujer.  Así mismo lo intentó inculpar a usted poniendo cigarrillos mentolados y discos de  Black Sabbath en la escena del crimen, .El robo a la terminal del 41 fue un bluff.  Quisieron desviar mi atención de estos casos porque me estaba acercando demasiado a  la verdad, a lo que importa aquí que es el secreto de Rosemary.
-Y porque querría inculparme a mi. Si usted no fuera tan inepto me causaría gracia.
-Imagino que con su perspicacia  ya resolvió el problema.
-Es que usted no entiende que no hay problema que resolver,porque a nadie le importa. Juliana podría ser la amante que busca Rosemary. La prostituta está muerta, no preocupa ni a Rosemary ni al marido, no importa a nadie, ni siquiera al que regentea el puterío. Si fuera un poco vivo debería haber dejado el perejil o declarar el caso desierto.En cuanto al robo de la terminal, la empresa buscará que la noticia se apague poco a poco, usted se imagina quien viajaría en un colectivo donde los conductores se dejan engañar por tres mujeres y les roban. Eso tampoco importa a nadie y por lo que sé nadie le pagará por resolver eso. Y finalmente el secreto de Rosemary. ¿ Qué buena mujer no tiene secretos? Si no hubiera tantos secretos usted no estaría enamorado de ella, o tal vez piensa que esos secretos son una barrera, no lo sé. En cualquier caso esto es una estupidez.
-Pero quién mató a Juliana.
-Es tan claro que fue el periodista. Él estaba desesperado por dinero, encontró la historia, usted es el condimento. Un detective sin dinero, despojado, sin tantas luces, si me permite la expresión. Aquí no hay caso amigo, sólo los escritores se preocupan por prostitutas, engaños de una mujer que ya era engañada, etc.
-Quién carajo es usted?
-Ni para eso sirve, vengo a decirle que su vida está en peligro.
-¿Por qué? ¿Quién sos? La puta que te pario. ´-Soy el que contrataron para matarlo y que termine esta historia.
-Haga lo que tenga que hacer.
-Busquemos otra salida. Yo podría matarlo, acostarme con Lucy y comer una hamburguesa. Le doy 24 horas, haga algo para justificar que no lo mate.
Stone caminó perdido por la calle Velez Sarsfield. En la boca de su estómago había un ardor que le decía que algo más estaba oculto, que la historia del asesino tambaleaba en algún lado. Fue hasta Magnolia. Si alguien podía responder estaba allí.
Rosemary tomaba un té de hierbas frío. Tenía puesta una camisa suelta, casi transparente. Las secretarias le masajeaban los pies, es difícil saber de qué vivía ese lugar, tal vez ese era el secreto.
-¿Pudo saber algo de mi marido?
-Necesito explicaciones
-Para eso lo contraté
-No se haga la tonta conmigo
-Está despedido.
-No se puede despedir a alguien que no tiene trabajo para hacer.
-Vayase
-¿Por que me quiere ver muerto? ¿Cuál es su relación con el periodista? ¿Por qué robó la terminal? ¿Por qué no dejó participar al enano de la fiesta.?
-Porque cree que la mujer hermosa debe ser responsable de una conspiración contra usted. Tal vez la responsable no es tan hermosa, tal vez usted es ciego.
-¿Qué me quiere decir?
-Tal vez lastimó a la persona equivocada.
-Lucy
Stone dejó Magnolia con el perfume de Rosemary en el alma. El detective llegó corriendo al bar vacío, Lucy limpiaba el mostrador mientras hacía zapping en la tv.
-Eras vos.
-Vos crees que no soy yo, por eso salís con otras.
-¿Por qué?
-No es tan simple.
El marido de Rosemary entró al bar junto al enano, el parroquiano obeso y el periodista.
-Dame una razón
-Sos el único que no haría cualquier cosa por mí.

Los hombres piden un trago a su titiritera. Stone siente la muerte en sus hombros. Respira por última vez  aliviado de que Rosemary sea inocente, le da pena no haber poder saciado su deseo, también se hubiera acostado con Lucy, ahora  ya todo es  inútil.   

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