Revista Diario

Murakami y las cosas del correr

Publicado el 03 mayo 2010 por Quique

MURAKAMI Y LAS COSAS DEL CORRERAlaska, 3 de mayo de 2010,Entiendo a Murakami. ¿Como no lo voy a entender si yo también me he pasado media vida corriendo, subiendo montañas o dándole a los pedales? Lo entiendo cuando dice que corre para lograr el vacío. Como Murakami, tampoco sabría explicar qué significa exactamente eso. Como él, mientras corro, simplemente corro.
Hoy he felicitado a F. una psicóloga que está haciendo un buen trabajo con una familia.  Nuestro equipo había tenido una intervención muy paternalista y hacía falta poner unos límites claros. El suyo, con ella a la cabeza, ha actuado con contundencia y claridad. Ha puesto orden en una familia que estaba al borde de la locura y todo se ha ido recomponiendo poco a poco.Era un elogio sincero, no una estrategia para conseguir algo. Así que ha sonado convincente. En este trabajo los reconocimientos escasean y la generosidad también. Corre por ahí el mantra de que si un caso va mal es porque no hemos sabido hacerlo mejor pero si va bien lo hace muy a pesar nuestro. En general creo que somos poco generosos con nosotros mismos, con nuestro trabajo y con el de los demás.
Teresiña, que es un poco refractaria a los elogios, dice que no necesita ningún reconocimiento para trabajar bien. Yo tampoco, pero  no veo porque hay que ser tan racano ante el trabajo bien hecho. ¿Simplemente porque se trata de nuestra obligación? La misma que tiene el actor, la escritora, el lampista o el camarero y no les escatimo el aplauso el día que bordan su papel. Por cierto, aguantar el tipo ante los aplausos merecidos es todo un arte.  
Miro por la ventana. Todavía llueve, pero me gustaría ir a correr aunque acabe empapado. Esta profesión es complicada. Sobre todo cuando tenemos que decidir, unos más que otros, sobre la suerte de un menor. La ciencia no viene en nuestro auxilio y dos más dos son tres, por mucho que los indicadores den una suma exacta. El equipo entonces es el lugar de doce hombres sin piedad, agobiados por un mar de dudas razonables. ¿Cómo decirle a un menor que va a ir a un centro sin que se sienta culpable? ¿Cómo saber que se está haciendo lo correcto? ¿Cómo saber cual es el mal menor? ¿Cómo saber cual es el mal, menor?
Ha parado. Voy a ver si hago como Murakami, que corriendo es frío, cuando hace frío, o viento, cuando hace viento. Según él, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una opción, depende de cada uno. Claro que él  es japonés y esas cosas se maman o no se maman. 
http://factorialossanchez.blogspot.com

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